Concesionarios de paradores invierten pero necesitan al menos cinco años para recuperar
La Olla, ubicado en la Parada 3 de la playa Brava es uno de los paradores puntaesteños donde se hace visible un cambio de estructura y de funcionamiento. Es de los que más invirtieron y el cambio es notorio. De eso y de cómo funciona un negocio a priori efímero conversamos con Álvaro González, concesionario del parador. “Nos presentamos a la licitación junto a otros tres proyectos” nos dijo. La idea era apuntar a volver a las raíces de este parador que era la propuesta gastronómica, cosa que con los años había perdido. En el pliego había muchas exigencias, entre ellas el apoyo a los guardavidas con un desfibrilador, el cambio en el quincho principal (“que se va a hacer de ahora a octubre” nos adelantó), y el cambio de imagen del lugar. La adjudicación se concretó el 10 de diciembre y había que prestar el servicio a contrarreloj, pero lograron darle a la gente una respuesta desde la gastronomia. “Construimos terrazas tanto sobre la rambla como en la playa. En el proyecto también está incluida la reforma de los baños, baños para discapacitados, y una nueva terraza abierta al costado del parador” repasa. La inversion incial fue de $ 1,5 millones (unos US$ 750.000) pero Álvaro es consciente de que van a tener que invertir el doble.
La Olla, ubicado en la Parada 3 de la playa Brava es uno de los paradores puntaesteños donde se hace visible un cambio de estructura y de funcionamiento. Es de los que más invirtieron y el cambio es notorio. De eso y de cómo funciona un negocio a priori efímero conversamos con Álvaro González, concesionario del parador. “Nos presentamos a la licitación junto a otros tres proyectos” nos dijo. La idea era apuntar a volver a las raíces de este parador que era la propuesta gastronómica, cosa que con los años había perdido. En el pliego había muchas exigencias, entre ellas el apoyo a los guardavidas con un desfibrilador, el cambio en el quincho principal (“que se va a hacer de ahora a octubre” nos adelantó), y el cambio de imagen del lugar. La adjudicación se concretó el 10 de diciembre y había que prestar el servicio a contrarreloj, pero lograron darle a la gente una respuesta desde la gastronomia. “Construimos terrazas tanto sobre la rambla como en la playa. En el proyecto también está incluida la reforma de los baños, baños para discapacitados, y una nueva terraza abierta al costado del parador” repasa. La inversion incial fue de $ 1,5 millones (unos US$ 750.000) pero Álvaro es consciente de que van a tener que invertir el doble.