Vie 07/02/2020
En los últimos años, la neurociencia ha investigado acerca de los múltiples efectos positivos del empoderamiento de los trabajadores en la organización. Los colaboradores que sienten que pueden actuar con autonomía en su día a día suelen tener un mejor desempeño laboral, mayor satisfacción y compromiso. De acuerdo con un estudio de PwC, un 50% de los empleados estarían dispuestos a resignar un 20% de un posible aumento salarial por un mayor control sobre su trabajo. Esto muestra la relevancia que adquiere la autonomía a la hora de fidelizar y atraer a los colaboradores.
Para poder generar esto, es necesario balancear la autonomía con las responsabilidades, así como establecer objetivos claros y metas que sean mesurables. El proceso de evaluación de desempeño se vuelve clave para el logro de la autonomía.
A su vez, los jefes y líderes de la organización deben fortalecer su rol de facilitadores y dejar de lado el de “controladores”. Cada vez más, los colaboradores buscan trabajos que se evalúen por el cumplimiento de objetivos y no por la cantidad de horas trabajadas.
Para lograr la autonomía, es imprescindible una cultura organizacional que acompañe, que fomente la transparencia para que las personas accedan a la información que necesiten en el momento preciso, y así poder tomar decisiones de manera oportuna.
Por último, establecer vínculos de confianza sigue siendo fundamental, aunque suele ir en contra de las prácticas laborales habituales, en las que se considera que las personas necesitan supervisión para tener un desempeño adecuado. Se debe trabajar en conjunto para eliminar el dicho popular “cuando el gato no está, los ratones los ratones hacen fiesta”.
Por:
María José Barreiro, gerente de Gestión Humana de PwC Uruguay.
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