Granada (Europa)
(Especial El Galeón) Reina del sur de España, tan árabe como hispana, Granada es un lujo de sol, belleza arquitectónica y chispa andaluza. Cuna de Federico García Lorca, también es tierra de arte y poesía.
Fotografías: gentileza Turismo de Granada.
Cuentan que cuando Boabdil, el joven e inexperto rey moro de Granada, tuvo que rendirse ante las tropas de Fernando de Aragón en 1492, se alejó llorando de la que había sido su patria y sólo se animó a volver la mirada desde una colina situada a 12 kilómetros de la ciudad. “Llora, llora como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre”, le dijo entonces su madre, parada en ese lugar que hoy se conoce como el Suspiro del Moro. Así, con estas palabras que iniciaban un largo exilio, concluyeron los 781 años de dominio árabe sobre España.
De pie frente a los muros níveos de la Alhambra, más de 500 años después, la dureza de la sultana se vuelve comprensible: no hay comparación para la belleza de este lugar construido como una obra maestra, armónico y exquisitamente trabajado en miles de arabescos relucientes bajo el sol granadino. Es lo primero, y si no queda alternativa lo único, que hay que ver en Granada: la Calat Alhambra, el “castillo rojo” que también fascinó al escritor norteamericano Washington Irving con la belleza de sus juegos de agua y sus jardines, que inspiraron sus célebres Cuentos de la Alhambra.
El palacio árabe
“Así es la Alhambra, palacio musulmán en el seno de una tierra cristiana, edificio oriental entre las construcciones góticas del oeste, elegante vestigio de un pueblo bravo, inteligente y refinado, que conquistó, gobernó y pasó”, escribió Irving. Sus palabras parece que nos suenan al oído mientras recorremos los antiguos palacios nazaríes, en torno al Patio de los Arrayanes y al Patio de los Leones. Cada sala es un asombro mayor que el anterior, entre cúpulas, ornamentos de estuco, arcadas y estalactitas, con techos de madera tallada y torres que forman un dibujo longilíneo y puro en la cima de una colina boscosa. Los nombres sugestivos disparan la imaginación: la Sala de los Embajadores, con los versos del Corán grabados en estuco; la Sala de las Dos Hermanas, con sus baldosas gemelas de mármol, y por último la Sala de los Abencerrajes, donde se dice que fueron asesinados en un banquete los 36 moros que habían traicionado al joven Boabdil. El techo de la sala, inspirado en los principios del Teorema de Pitágoras, observa en silencio el baño de sangre de los desdichados, cuyas cabezas fueron apiladas en la fuente central. Más allá, el Palacio del Partal –el más antiguo de la Alhambra- permite divisar el Albaicín y el Sacromonte, un conjunto de cuevas talladas en la roca de la montaña donde solían vivir los gitanos de Granada. Al final, el verde jardín del Generalife, que ahora –es pleno verano boreal- desborda del perfume de los laureles y los rosales en flor. Sobre el conjunto, se divisa la Sierra Nevada, y vuelven a sonar las palabras de Washington Irving: “El orgullo y la delicia de Granada, la fuente de sus brisas refrescantes y de su eterno verdor, de sus fuentes borboteantes y sus incansables cursos de agua. Es esta admirable cadena de montañas la que procura a Granada una combinación de delicias tan rara en una ciudad del sur: la fresca vegetación y el soplo temperado de los climas del norte, que se unen al ardor vivificante de un sol tropical y al azur sin mancha de un cielo meridional”.
Granada, la bella
La hermosura de esta ciudad que nos recibe con un cielo siempre radiante –está entre las más soleadas de España, por eso en invierno las pistas de la Sierra Nevada brillan bajo el paso de los esquiadores- no se termina en la Alhambra. La seguimos descubriendo en la Capilla Real de la catedral granadina, donde quisieron ser enterrados los Reyes Católicos en homenaje a la conquista de 1492. Muy cerca de sus tumbas, una urna de cristal guarda los símbolos de su poder: la corona de Isabel y la espada de Fernando, junto a las banderas del ejército cristiano que triunfó sobre la orgullosa Granada después de un sitio de seis meses. Sin embargo, con su cálido acento andaluz, esta ciudad sigue teniendo medio corazón morisco: podemos sentir cómo late en el Palacio de la Madraza y el Albaicín, donde recorremos la iglesia de Santa Ana, los baños árabes del Bañuelo y los restos de unas 30 mezquitas, para terminar en el mirador que otorga por las tardes una romántica vista de la ciudadela de Boabdil.
La otra mitad, claro, es bien española y la disfrutamos paseando por el centro, junto a otros turistas y muchísimos jóvenes que parecen surgir de todos lados y por todas partes. Es que Granada también resulta conocida por su universidad, que muchos eligen como destino de los programas europeos de intercambio, porque una experiencia en la soleada España siempre es bienvenida. Como ellos, aprovechamos para visitar el Museo Arqueológico, que expone una notable colección de objetos íberos, fenicios y romanos encontrados en esta región. Finalmente, Granada es nuestro punto de partida para una ruta, literaria y particular, que nos lleva detrás de los pasos de Federico García Lorca.
La ruta lorquiana
El poeta andaluz era hijo de Fuente Vaqueros, donde se conserva su casa natal (transformada en museo) y un valioso archivo histórico. El itinerario lorquiano sigue en Huerta de San Vicente, la residencia veraniega de su familia, donde escribió Bodas de sangre y el Romancero gitano. La casa conserva muchas fotografías y objetos originales del poeta, pero agrega muchas otras vinculadas con las obras de sus amigos y artistas de su generación. Desde aquí, sugestivamente, volvemos a ver la Alhambra y la Sierra Nevada. Una tercera casa-museo de García Lorca se encuentra en el pueblo de Valderrubio y, finalmente, la ruta literaria termina en el barranco de Alfacar, donde el poeta encontró la muerte. Nos llevamos de regreso una Granada donde “por todas partes cantan las acequias y crecen los altos chopos, donde el viento hace sonar sus músicas suaves en el verano. En su corazón tiene una fuente que mana sin cesar y por encima de sus tejados asoman las montañas azules de la vega”.
HOJA DE VIAJERO
La mejor época para ir:
Primavera y otoño, ya que el verano es muy caluroso y el invierno puede ser muy frío.
Requisitos migratorios:
Pasaporte vigente.
Paseos:
Granada tiene una rica vida cultural, con numerosos ciclos y festivales de cine, música o teatro, además de exposiciones, conferencias y coloquios durante todo el año; las más cercanas son la Feria de Libros Antiguos (noviembre) y la Granada Romántica de Washington Irving hasta febrero de 2010. El Hospital Real de Granada fue construido por los Reyes Católicos para atender a los heridos de la reconquista de la ciudad, se puede visitar, en particular la extraordinaria biblioteca de la Universidad de Granada, en su planta superior. Monasterio de la Cartuja con una variada y ecléctica decoración de la iglesia, la sacristía y el sagrario.
Compras:
Los recuerdos más típicos son los objetos de motivo nazarí, la orfebrería de inspiración arábiga, las cajas de madera trabajadas en marquetería. Alguna edición de Los cuentos de La Alambra, de Washington Irving; productos de cuero y seda; cacharros de cobre y objetos tradicionales de hierro forjado.
Comidas:
El sol de Andalucía produce las naranjas más dulces del mundo y las plantaciones se pueden ver en torno a la ciudad. Las frutas tropicales de la Costa del Sol se suman así a los pescados mediterráneos, además de los platos campesinos de la Alpujarra y los dulces de origen árabe. Hay que probar el jamón, la tortilla del Sacromonte, el gazpacho, las papas a lo pobre, las habas, el pescado frito y, la fruta emblemática de la región, la granada.
Alojamiento:
Hotel cuatro estrellas (single o doble) desde 90 euros; hotel cinco estrellas (single o doble) desde 120 euros.
TIPS Y CURIOSIDADES
- Es práctico conseguir el bono turístico, una tarjeta magnética que otorga un 30 por ciento de descuento en las entradas a varios monumentos y en el transporte público.
- Quienes busquen una experiencia diferente pueden alojarse en antiguas cuevas reacondicionadas como hoteles. Se las encuentra en las comarcas de Guadix y El Marquesado, en Baza-Huéscar y en el barrio Sacromonte.
- Los tres mil metros de la Sierra Nevada permiten escapar del calor granadino y disfrutar de la alta montaña en plena temporada estival. En invierno, su estación de esquí invita a deslizarse sobre la nieve bajo un cielo siempre azul.
CONTACTOS
Código de área telefónico:
958.
Hospital de urgencias:
Hospital Virgen de las Nieves: Fuerzas Armadas 2. Tel. (958) 020-000.
Policía:
Huerta del Rasillo s/n. Tels. 092; (958) 248-211.
Embajada de España en Argentina:
Consejería de turismo: Tel.(011) 4328-9664.
Internet:
www.turismodegranada.org