Mié 23/09/2009
Hace unos días se aprobó un proyecto de ley que estimula el uso de energía solar térmica (utilizada fundamentalmente para calentar agua) pero no se incluye nada sobre la energía solar fotovoltaica que se utiliza para la generación de electricidad. “Se dice que es cara y le han puesto la lápida encima, pero creemos que hasta que los gestores del gobierno no viajen y vean por el mundo la realidad fotovoltaica, aquí no tendremos esa opción” dice enfáticamente
Eliú Prada, director de Proyectos de la firma
Solco. También nos contó que en Uruguay existen experiencias exitosas con este tipo de energía desde 1980 tanto en áreas rurales como urbanas, aplicándose en decenas de escuelas rurales, destacamentos policiales, clínicas móviles, establecimientos rurales y equipos periféricos como cercas eléctricas, bombas de agua o iluminación. Si lo que se mira es el precio y la amortización de la inversión, la energía solar térmica es más conveniente aunque tiene menos usos. Instalarla en una casa cuesta entre 15.000 y 20.000 pesos y se amortiza en dos o tres años. Un equipo para generar energía solar fotovoltaica cuesta entre US$ 6.000 y US$ 15.000 dependiendo de la potencia instalada y se amortiza a los 8 o 9 años. Pero Prada asegura que con políticas de apoyo, “similares a las que aplican los españoles podríamos reducir el costo de inversión entre 40% y 60%”.