... por más de US$2.800 millones en 2014, frente a US$2.116 millones en 2013. En su informe de fin de año al Directorio Ejecutivo, que representa a los 48 países miembros del BID, Moreno señaló que ante el magro crecimiento global, con precios de materias primas a la baja y limitados márgenes de maniobra fiscal, los países latinoamericanos y caribeños deberían priorizar reformas que aseguren un crecimiento sostenido e incluyente a mediano y largo plazo.
“La respuesta hoy, más que antes, está en las fuentes de crecimiento de orden interno”, dijo. “Allí tenemos un inmenso desafío: aumentar la productividad. Este es el factor que explica nuestro atraso relativo frente a otras partes del mundo.”
Moreno detalló una serie de reformas e inversiones que la región necesita encarar, entre ellas la profundización de la integración comercial y la modernización de la infraestructura y los servicios públicos. Otros cuellos de botella son la alta proporción de empleos informales en los mercados laborales, el limitado acceso a servicios financieros, la mala calidad de la educación y los bajos niveles de innovación en las actividades productivas.
Al mismo tiempo, los países deberán defender los avances logrados en el campo social. La pobreza ha caído a niveles históricamente bajos (27,6 por ciento en 2014).
El BID tiene mucho que aportar al avance de esa agenda de reformas, agregó Moreno, dado que sigue siendo una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo y asistencia técnica para el desarrollo de la región. En 2014 el BID aprobó más de US$13 mil millones para proyectos en desarrollo institucional (43 por ciento), infraestructura y medio ambiente (38 por ciento), sectores sociales (16 por ciento) y comercio e integración (4 por ciento).
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