Mié 26/01/2011
La culpa no la tienen las redes sociales sino los abusadores.
La decisión del presidente Mujica de restringir el uso de redes sociales en las dependencias del Estado y controlar minuciosamente cuándo, quién, qué y cuánto se baja de Internet, puso sobre la mesa un necesario debate sobre el uso de las nuevas herramientas de comunicación en los ámbitos públicos. Muchos consideran la decisión como un acto represivo mientras otros lo ven como una medida razonable para mejorar la productividad de los empleados. Y más allá de que podamos coincidir con cualquiera de ellas, el verdadero debate debería plantearse sobre el correcto uso de la tecnología y las herramientas de Internet para lograr los objetivos de las organizaciones públicas, condenando cualquier tipo de mal uso y abuso de recursos de todos. Con medidas tomadas “al barrer” se corre el riesgo de hacer pagar a justos por pecadores.
- La decisión del presidente Mujica de restringir el uso de redes sociales en las dependencias del Estado y controlar minuciosamente cuándo, quién, qué y cuánto se baja de Internet, puso sobre la mesa un necesario debate sobre el uso de las nuevas herramientas de comunicación en los ámbitos públicos. Muchos consideran la decisión como un acto represivo mientras otros lo ven como una medida razonable para mejorar la productividad de los empleados. Y más allá de que podamos coincidir con cualquiera de ellas, el verdadero debate debería plantearse sobre el correcto uso de la tecnología y las herramientas de Internet para lograr los objetivos de las organizaciones públicas, condenando cualquier tipo de mal uso y abuso de recursos de todos. Con medidas tomadas “al barrer” se corre el riesgo de hacer pagar a justos por pecadores.