El aire de Brasil tiene algo particular: olor a mar, playa, comida callejera, no sabemos qué, pero sea lo que sea inspiró al emprendedor brasilero Alessandro Catenaci a enlatarlo y venderlo por diferentes ciudades de Brasil a USD 4,50, (si, aunque usted no lo crea), en 55 diferentes puntos, lo que ya le reportó una facturación de USD 70.000 y espera una cifra similar una vez finalizado el Mundial.
En enero de este año se presentaron resultados de la Universidad de Yale en EEUU de un estudio sobre 178 países acerca de Desempeño ambiental de los mismos, y una de las variables medidas es la “calidad del aire”, en el que Uruguay obtuvo la máxima puntuación posible, así que emprendedores uruguayos ¡a tomar riesgos!: la venta de aire es posible, tenemos el mejor producto del mundo y dista mucho de “vender humor”.