Actualmente más de 100 voluntarios participan en tareas diarias en el Hogar La Campana, donde se alojan pacientes del interior que viajan a Montevideo para recibir tratamiento. También colaboran en actividades recreativas, de acompañamiento emocional y en eventos de recaudación.
“El trabajo de cada uno de nuestros voluntarios enriquece de una manera única la experiencia de cada persona que enfrenta su tratamiento; es una caricia que hace más sencillo el tránsito hacia la sanación”, expresó Jorge Bartesaghi, presidente de la Fundación Peluffo Giguens.
Cada año, cerca de 5.000 personas deben trasladarse desde el interior del país para estudios, controles o tratamientos oncológicos. Muchas no requieren internación, pero sí un lugar donde quedarse. El Hogar La Campana cubre esa necesidad y se convierte en un espacio fundamental para que puedan continuar con su atención.
“Muchas pacientes vienen del interior sin recursos ni redes. El Hogar les brinda ese lugar. Sin esta posibilidad, muchas no podrían tratarse. La labor de los voluntarios es fundamental: son como hormiguitas que movilizan, informan y hacen posible que más mujeres accedan al tratamiento”, señaló la doctora Isabel Alonso, directora de Oncología del Hospital de la Mujer.
“Ser voluntario en la Campana te transforma. Uno llega pensando que viene a dar, pero termina llevándose mucho más. Desde atender un teléfono hasta acompañar a un paciente, todo suma. Siempre hay algo para hacer, y lo que se vive acá no se encuentra en otro lado”, expresó Juan Valsechi, voluntario de la fundación desde hace 9 años.