No es un análisis nuevo, pero hay que decirlo de todos modos: existen varias razones que hacen que Uruguay sea, para los empresarios de la vecina orilla, un país atractivo para invertir. Estabilidad política y social, solidez económica, numerosos beneficios para algunos sectores e industrias, etcétera. Ahora bien, dicho esto, es válido decir que también hay otras razones -que tampoco son nuevas- que no suelen decirse mucho porque, en realidad, tienen que ver más con lo afectivo, con un plano más personal.
En este último sentido, más allá de que desembarcar en Uruguay sea un buen negocio para La Fábrica, según su socio gerente, Ariel Matyas, “estar en Uruguay es como volver a soñar lo que hoy somos, porque la idea de La Fábrica, el concepto con el que trabajamos desde 1994, surgió luego de un viaje que mi padre hizo a Uruguay y que al volver trajo este modelo como inspiración”.
Según Matyas, en un principio la idea es “encontrar un socio estratégico” en nuestro país, “que puede ser alguien que ya esté trabajando en el rubro, como puede ser una repostería, o bien alguien que esté buscando hacer una inversión y tiene en La Fábrica la oportunidad de un master franquiciado”.
En el primer caso, sostuvo Matyas, la posibilidad de que se trate de una persona que ya esté en el rubro “generará que este socio pueda ampliar y diversificar su oferta”, dado que lo que la firma argentina hará es exportar el pan de miga, “que es el corazón del producto”. En el caso de una franquicia de la marca, “el plan es desembarcar con La Fábrica en 2023 ya con una planta de producción y en principio dos o tres locales”, sostuvo Matyas, agregando que para llevar adelante este desarrollo “se requiere de una inversión en el entorno de los US$ 300.000”.
Si bien el socio gerente de La Fábrica ya estuvo en Montevideo a comienzos de año, recorriendo barrios como Pocitos y Carrasco, dijo “que todavía nos falta visitar otras zonas más céntricas, donde un producto como es el sándwich de miga no puede faltar”.
“Nuestro producto estrella, en Argentina, es la caja de 50 sándwiches, que pueden ser simples o triples o surtidos, como sea. Pero no fallan, porque son un clásico. Los sándwiches de miga es el producto infaltable de cualquier fiesta, evento o reunión con amigos. Esto mismo sabemos que sucede en Uruguay y por eso queremos estar allí con La Fábrica”, dijo Matyas.
Cabe señalar que el modelo de La Fábrica es distinto al que estamos acostumbrados cuando compramos sándwiches, ya que en lugar de tener que ir a una confitería y con varios días de anticipación encargar 50 sándwiches, en La Fábrica estos productos se elaboran todos los días, pero ya están envasados para brindar una solución rápida a una necesidad o antojo.
¿Quién podría resistirse a tener a mano, en el momento, sin necesidad de encargar o dejar una seña unos 50 sándwiches de jamón y queso o jamón crudo, rúcula y parmesano, jamón y tomate o jamón y roquefort? En esta empresa este producto con esta variedad de sabores se llama Triples de La Fábrica.
Con más de 20 locales en la vecina orilla, La Fábrica tiene actualmente “una producción mensual de 6.000 panes enteros de miga, con los que podemos preparar unos 150 sándwiches”, pero la capacidad de la planta, dijo Matyas, es “de 20.000 panes enteros de miga por mes”.
En concreto, entre producción y venta La Fábrica alcanza los 900.000 sándwiches mensuales, “alcanzando ventas anuales de unos 12 millones de sándwiches de miga”, remarcó el socio gerente a InfoNegocios.
Con estos números, el mercado de los sándwiches sin duda se trata de un negocio redondo, o mejor dicho, que se disfruta entre dos panes.