Según la agencia responsable de la promoción de exportaciones, inversiones e imagen país, Uruguay XXI, el país cuenta con una ubicación geográfica destacada, con dos puertos en la principal puerta de entrada de la costa atlántica Sur, que permiten acceder a la hidrovía Paraná-Paraguay-Uruguay. Es así, que se posiciona como el hub regional por excelencia para el Cono Sur. El país ofrece importantes ventajas para la localización de Centros de Distribución Regional, dado que el marco normativo de Uruguay ofrece importantes ventajas para la operativa logística, con incentivos importantes para la instalación de CDR´s y para el manejo de la mercadería en tránsito. El mismo incluye regímenes de Zona Franca, Puertos y Aeropuertos Libre, Depósitos aduaneros y Admisión Temporaria. Uruguay cuenta con una infraestructura adecuada, un moderno aeropuerto y la red de transporte carretero más densa de toda Latinoamérica, que además está en plena actualización. Tiene puertos con una infraestructura de primer nivel, únicos en la costa Atlántica Sur que operan bajo el sistema de Puerto Libre; y un régimen similar para los aeropuertos.
En este contexto, las oportunidades de trabajo que se anuncian para ocupar puestos a lo largo de toda la cadena de abastecimiento, desde la planificación hasta la entrega, pasando por la compra de los suministros y los procesos de almacenamiento, entre otras tareas, no solo engloba las oportunidades de trabajo directamente vinculadas a grandes operadores y plataformas logísticas como puertos y centros de carga aérea o a grandes empresas con flotas de distribución de escala nacional, sino también las que ofrecen empresas de pequeño y mediano porte para integrar su cadena de abastecimiento en el mercado interno.
La demanda laboral del sector logístico no fue ajena a la realidad de la pandemia de Covid-19, que desaceleró la economía mundial. Mientras que en 2019 se registraron 2.073 oportunidades de trabajo, en 2020 este número descendió a 1.632, una caída de 21,3%. Pasado el punto álgido de la pandemia, el sector logístico tuvo una reactivación contundente: en 2021 el número de oportunidades de empleo ascendió a 2.618, un crecimiento de 60,4% con respecto a 2020, superando así los niveles pre pandemia.
Si se analiza la demanda laboral por sector dentro de la cadena logística, vemos que para tareas de planificación, análisis y evaluación esta asciende a 15,5%, lo que es igual a 977 oportunidades de trabajo entre 2019 y 2021; para cargos orientados a la obtención y gestión de suministros para los procesos de fabricación (abastecimiento) la demanda es de 10.8%, equivalente a 682 oportunidades laborales entre 2019 y 2021. En tareas relacionadas con la producción, como cargos dedicados a la gestión de insumos en los procesos productivos y al movimiento de materiales en las instalaciones de producción, se generaron 330 oportunidades de trabajo, que representan el 5,2% de la demanda laboral entre 2019 y 2021. Por último se detalla que la mayor demanda laboral dentro de la cadena fue para trabajos relacionados a la entrega (el objetivo final de toda la cadena logística); ascendieron a 4334 oportunidades, lo que representa el 68,5% de la demanda total.
El estudio también arroja a las claras que el sector logístico requiere de mano de obra, en su mayoría, operativa. Así, cuando se analiza la demanda laboral durante los años estudiados en términos de formación de los candidatos y de las responsabilidades asumidas, nos encontramos con que los cargos operativos requieren el 78,7% de la demanda laboral; los mandos medios ocupan el segundo lugar con 11,5 % de la demanda; cargos técnicos demandan un 6,8% de las oportunidades; cargos para profesionales representan el 2,2% y finalmente un 0,9 % de la demanda laboral está enfocada en contratar gerentes para la industria.
Si bien el orden general de la composición se mantiene de 2019 a 2021 y la proporción que representan los cargos de media y alta calificación sigue siendo minoritaria en comparación a los cargos operativos, los cambios observados no son menores teniendo en cuenta que esta es una característica estructural de la demanda laboral en Uruguay y que ocurrieron en apenas 3 años. El incremento de los requisitos de los empleadores hacia los trabajadores en términos de formación y habilidades, es una transformación que desafía a la existente brecha de habilidades y subraya la importancia del vínculo entre el mercado laboral y el ecosistema educativo.