Tal como lo dice el informe publicado por la consultora SEG Ingeniería, durante muchos años van a estudiarse las múltiples consecuencias que el COVID-19, la primera gran pandemia del siglo XXI, ha traído en todos los aspectos que hacen de la vida cotidiana de una sociedad.
En cuanto a Uruguay, remarca el estudio, al cumplirse en setiembre seis meses desde que entrara en rigor el estado de emergencia nacional sanitaria, decretado por el Poder Ejecutivo el viernes 13 de marzo, vale la pena detenerse y ver cómo ha sido el comportamiento del consumo de algunos de los energéticos consumidos en el país durante dicho período.
En primer lugar, SEG Ingeniería presenta el caso del gas licuado de petróleo, comúnmente conocido como supergás –utilizado por el 91% de los hogares para la cocción de alimentos y por el 24% para calefaccionar las viviendas–, cuya demanda creció un 9% durante los meses de pandemia si se lo compara con el registro de 2019, mientras que si se lo analiza con los números del quinquenio 2015-2019 subió un 9,6%.
Según SEG Ingeniería, el mayor incremento se vio al inicio de la pandemia, así como también en junio y setiembre. “Parece claro que la mayor presencia de la población en los hogares incidió en el aumento de la demanda de este energético”. Sin embargo, son varios los factores que inciden sobre el consumo de los energéticos, siendo uno de los principales el factor climático, “que parece explicar la variación del 30% en un junio de 2020 especialmente frío si se compara con el mismo mes de 2019”, ya que la temperatura media de junio 2020 fue de 2,2ºC, más baja que un año atrás.
Otro energético utilizado para calefacción y cocción de alimentos por el sector residencial es el gas natural. Con datos del Ministerio de Industria, Energía y Minería que llegan hasta julio, SEG Ingeniería deduce que si bien desde marzo el consumo de este energético ha crecido apenas 0,5% respecto a 2019, la demanda de los clientes residenciales lo hizo 16%, haciendo contrapeso con la caída del 17% en el consumo del resto de los sectores.
Menos autos en la calle, menos combustible en los tanques
Otro fenómeno que se dio al momento de decretarse la emergencia en Uruguay fue la caída en la movilidad. A mediados de abril, el informe “Comportamiento del tránsito en Montevideo” elaborado por la Intendencia de Montevideo daba cuenta que, entre el 9 de marzo –previo a la emergencia sanitaria– y el 23 del mismo mes se constató una baja en el tráfico de vehículos del 40%, algo que fue manteniéndose al menos los primeros dos meses siguientes.
Este descenso en el tráfico generó una baja en el consumo de gasolinas y gasoil. Según SEG Ingeniería, entre marzo y setiembre la demanda de gasolinas fue 12% menor al igual período de 2019 y 8% menor al promedio del período en los cinco años que van desde 2015 a 2019.
Aunque menos intensa, la contracción del mercado del gasoil fue de 6% respecto a 2019 y de 3% respecto al quinquenio antes señalado. “Con picos de -39% para las gasolinas y de -18% para el gasoil, la baja de la demanda se concentró en los primeros tres meses de pandemia”.
Y todo a media luz… demanda eléctrica a la baja
Por último, para el período marzo-setiembre la demanda de energía eléctrica ha presentado una caída del 0,8% respecto al año anterior. Según SEG Ingeniería, en la comparación mes a mes entre 2020 y 2019, la variación mensual ha fluctuado entre -7% y 5%.
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