¿Cómo llegaste al mundo de las finanzas?
Yo creo que por casualidad, como tantas cosas en la vida. Estaba entre economía y medicina, elegí economía y la verdad es que la carrera me fue llevando y la vida me fue dando oportunidades. Cuando todavía estaba estudiando incluso trabajé en un medio de prensa, Revista 3. Después entré a Merrill Lynch, de casualidad, y ahí fue que avancé en la carrera de finanzas.
Una cosa que me ayudó fue hacer el posgrado CFA. Junto con Rodrigo Ribeiro fuimos los primeros que lo hicimos en Uruguay y eso también me abrió puertas, pero fue una combinación de trabajo fuerte y casualidad.
¿Qué sentís que te aportaron las etapas de CFA y Merrill Lynch para después trabajar en Uruguay, particularmente en la posición en la que estás hoy?
La verdad es que trabajar en una multinacional tiene estándares que están muy buenos y me ayudaron mucho. El CFA es la principal designación en finanzas que hay en el mundo y tiene un complemento muy interesante: conocimiento técnico con estándares de ética y profesionalismo. Es muy completo desde el punto de vista del trabajo técnico. La verdad es que eso hace una diferencia para un mundo tan complejo como el financiero.
¿Cuál es tu rol como directora ejecutiva de la Asociación de Bancos Privados? ¿Qué hace Bárbara en su día a día?
La Asociación de Bancos Privados agrupa a todos los bancos de capital privado que hay en el país. Básicamente busca contribuir a mejorar el mercado de capitales, que funcione con más eficiencia todo el sistema. ¿Qué significa eso? Que tenemos decenas de grupos de trabajo: contadores, tesoreros, gerentes de riesgos, gerentes de recursos humanos. Y con cada uno de ellos tenemos temas en común para tratar.
Después, hay muchísimo trabajo con el Banco Central, el Ministerio de Economía, con el Poder Judicial, con el Ministerio del Interior, con el Parlamento. Desde la asociación también tenemos la relación con el sindicato y ocupamos un asiento en la Confederación de Cámaras, que es muy relevante para el país en general.
Mi día a día es eso: identificar problemas, destrabar cosas, sacar adelante proyectos en el Parlamento, conversar con el Banco Central, divulgar y difundir.
¿Qué te gusta y qué no te gusta de ese rol? ¿Cómo lo vivís?
Me encanta. Uruguay se destaca por un nivel de diálogo muy importante y eso es precioso. La vida me fue poniendo desafíos y los fui tomando, pero me encanta dialogar y siempre pensando que lo que salga de ahí tiene que ser para el bien común. Nunca hay un ganador y un perdedor. En Uruguay hay gran vocación de diálogo y la cultivamos muchísimo.
Sos parte de un hito en la historia del país, como fue la reestructuración de la deuda para más de 200.000 personas. ¿Qué efectos tuvo en este tiempo?
Es un programa del cual no se conocen antecedentes a nivel global y más de 204.000 personas vieron canceladas o refinanciadas hasta en 48 cuotas. Estamos hablando de casi 300.000 deudas, porque cada persona puede tener más de una. Además de estos números, hubo cientos y miles de personas que no entraban en el programa, pero se acercaron a refinanciar.
Las externalidades de este programa son importantes. Todavía no sabemos a cuántas personas vamos a terminar beneficiando porque hay gente que sigue pagando. Hay un montón de deudas que fueron canceladas. Yo creo que vamos a terminar beneficiando a más de 150.000 personas.
En este sentido, hay una cosa que pasó que es impactante: en 10 meses desde que empezó el programa, entraron 150.000 personas más a categoría 5. Eso quiere decir que hicimos un programa tramendamente exitoso, sin antecedentes, pero después de todo estamos en el mismo lugar que al principio. Es una situación dramática y tenemos que encontrar otra solución.
¿Van a hacer otro programa?
No lo podemos hacer de vuelta porque había gente que, con un esfuerzo enorme, pagó en tiempo y forma y te decía: “¿Pero cómo? Yo pagué y a él lo beneficiaron?”. Uno tiene que ser muy cuidadoso para que las decisiones que se toman hoy no rompan nada el día de mañana. Si todo el tiempo estamos haciendo refinanciaciones, ¿cuál es el incentivo? El incentivo es a no pagar y esperar otra refinanciación. Por eso no lo podemos hacer, porque vamos a romper el mercado de crédito.
¿A qué objetivos apuntás ahora?
Tenemos que formalizar un poco más y hemos hablado con parlamentarios para acercarles propuestas. En el lado de los bancos la morosidad es muy baja, pero en las compañías de crédito al consumo la morosidad es alta. Estamos hablando de una morosidad promedio de 20%, pero hay casos del 30%, 40% y hasta 50%. Si tenés una morosidad de 30%, solo para recuperar el capital invertido necesitás cobrar 43%. Después, tenés un costo operativo que CPA estimó en 3.000 pesos para las compañías de crédito al consumo.
Lo que digo es que si podés bajar la morosidad, eso va a influir muchísimo en ayudar a bajar las tasas.
¿Cuáles son las principales preocupaciones para la Asociación?
El ciberdelito es un tema que nos preocupa mucho. Otro tema que nos preocupa muchísimo es que tenemos el sistema bancario más caro del planeta. Pagamos la tasa de aporte más alta que existe: 54%. Pagamos el doble de impuesto al patrimonio que cualquier empresa en Uruguay. Y cuando mirás los costos regulatorios, también tenemos el empleado bancario más caro del mundo. Está muy bien que ganen bien, pero tenemos salarios completamente desacoplados de la productividad.
¿Qué se está haciendo en ciberseguridad?
El ciberdelito es un problema enorme a nivel mundial. Es un delito que viene creciendo acá y en todas partes. Antes, para comprar algo tenías que ir a la tienda. Hoy comprás lo que quieras desde donde quieras. Esa presencia nos vuelve mucho más vulnerables.
Los bancos invierten en cuidar la seguridad propia y del entorno. Es importante destacar que ninguno de los recientes fraudes relacionados con el mundo bancario fue producido por una falla en el sistema de seguridad de los bancos. Siempre es porque el usuario entregó sus credenciales.
El mensaje que difundimos es claro: cuidá tu información, cuidá tu tarjeta de crédito y desconfiá. Si es demasiado bueno para ser cierto, no es cierto.
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