PlastiCoin lanzó la App de la primera moneda virtual ecológica de Uruguay que desarrolla un Sistema de reutilización del plástico basado en la Devolución y Recompensa (SDR).
Se trata de un modelo de reciclaje inteligente que se sirve de la tecnología para educar e incentivar a los ciudadanos y empresas a tomar acciones alineadas con la economía circular. Tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las ciudades y proteger los ecosistemas costeros. La APP se encuentra disponible en IOS y Android.
Al descargar PlastiCoin los usuarios crean su cuenta y acceden a los PlastiCoins, que representan monedas virtuales que serán acreditadas a cambio de los residuos plásticos que serán entregados en los 26 puntos de acopio ubicados en Montevideo y Maldonado. Por cada kilo de plástico entregado, los usuarios reciben las monedas virtuales que pueden canjear en el Marketplace por productos, servicios y beneficios de las más de 200 empresas adheridas al sistema.
PlastiCoin fue fundada en Uruguay en el año 2020 como una respuesta concreta a la crisis del plástico ofreciendo una solución innovadora y efectiva, demostrando que es posible transformar residuos en valor y construir un futuro más sustentable. En 4 años PlastiCoin logró construir una comunidad de más de 10.000 usuarios activos y más de 22.000 seguidores en sus redes sociales.
Gracias a la participación de la comunidad, en los últimos 4 años PlastiCoin ha facilitado el reciclado de más 130.000 kilos de plásticos que representan 110.000 kilos de CO2 que se han evitado emitir, equivalentes a un ahorro de 650.000 KW/h de energía que representan a 84 mil días de consumo de una familia tipo, de esta manera los usuarios han evitado el consumo de más 5 millones de litros de agua hasta el momento, equivalentes a 35 años de consumo de una familia promedio.
La contaminación por plásticos es una de las mayores crisis ambientales de nuestro tiempo. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 430 millones de toneladas de plástico se producen en el mundo, y dos tercios de ellos son vertidos en los océanos contaminando los ecosistemas marinos y terrestres y amenazando la biodiversidad y el bienestar humano.