Pablo Atchugarry inició su camino artístico desde niño, influenciado por sus padres y participando en su primera exposición a los 11 años. A lo largo de su carrera, experimentó con distintos materiales hasta encontrar en el mármol su medio de expresión que lo acompañaría durante toda su vida, desarrollando su estilo escultórico vertical, abstracto y espiritual. Sus obras, intemporales y abiertas a múltiples interpretaciones, invitan a una contemplación pausada y se vinculan con la tradición de grandes escultores como Miguel Ángel y Brancusi.
En una nueva edición de Qué está pasando, InfoNegocios conversó con el artista donde repasó su recorrido, actualidad, los avances del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA), y los nuevos proyectos que está realizando en su taller, donde prepara una muestra para New York.
Con más de 45 años de carrera, Atchugarry reflexiona sobre el camino recorrido y el impacto del arte uruguayo en el ámbito nacional e internacional. En 2007 creó la Fundación Pablo Atchugarry, una institución sin fines de lucro, en Punta del Este. La institución tiene como objetivo promover las artes visuales, la literatura, la música, la danza y otras formas de arte para la comunidad y visitantes. Dentro de este espacio, en 2022 abrió sus puertas el Maca, un espacio de 5000 m2 en un área de 45 hectáreas.
¿Cómo te encuentras hoy, tanto en lo personal como en lo artístico? ¿Sigues con la misma pasión por el taller o estás más enfocado en los proyectos como el MACA?
Estoy viviendo mis días entre el museo y el taller. Este sábado inauguramos el teatro MACA, un proyecto que venimos desarrollando desde hace tres años. Es una iniciativa muy linda, porque está hecha con mucho amor. Pienso que contar con un espacio para teatros, recitales y conciertos va a darle mayor dinamismo al MACA. De hecho, en el museo ya tenemos una sala de cine y una gran sala donde realizamos espectáculos, pero este nuevo teatro brindará un espacio adicional, ubicado frente al museo, justo donde normalmente están expuestas mis obras. Esto generará una especie de contrapunto, una actividad complementaria a lo que sucede dentro del MACA.
Por otro lado, en el taller acabo de terminar una muestra que se inaugura el 17 de este mes en Nueva York. Es una exposición que fue solicitada hace tres años por la galería Hollis Taggart, donde se presenta “Pablo Atchugarry: Secrets of the Material”. La muestra estará abierta al público del 17 de abril al 31 de mayo de 2025, en la sede ubicada en 521 West 26th Street, 1er piso, Nueva York, NY 10001.
En cuanto al mármol, ¿Por qué te sigue atrapando este material después de tantos años?
Sí, es una buena pregunta. Siempre estoy experimentando con nuevos materiales como el acero, la madera o el bronce, que ya están presentes en mi trabajo. Pero siempre hay una parte de mi energía y de mi tiempo que dedico al mármol. El mármol es siempre diferente, porque cada bloque es único. Aunque comparten ciertas características, cada uno tiene algo distinto. Ese desafío constante es lo que me atrae, porque cada pieza es una experiencia nueva.
Ahora, estoy trabajando el taller con una nueva obra para presentar en otro espacio de Nueva York. Es interesante porque las vetas del mármol me van guiando durante el proceso. El mármol siempre representa un desafío y un estímulo: hay algo nuevo en cada obra.
¿Cuánto tiempo te lleva realizar una obra?
Mi respuesta es que me lleva 70 años y algunas semanas, porque es el fruto de una vida. Claro, hay algo de eso. Con más de 45 años de trabajo con el mármol, cada año de experiencia abre nuevas posibilidades. Conozco tan profundamente el material que eso me permite ir descubriendo cosas nuevas constantemente.
¿Cómo fue pasar de crear esculturas para otros espacios a crear tu propio museo?
Todo se fue dando muy naturalmente. Empezó con la idea más pequeña de tener un taller y un lugar para exponer obras en Uruguay. Luego el parque de esculturas creció, el terreno aumentó, y hoy ya son 40 hectáreas. El Parque Internacional de Esculturas tiene mucha fuerza, y el MACA está en plena campaña, no en una ciudad, por lo que la gente viene expresamente para visitarlo. Se encuentra con un parque de esculturas que es una parte muy importante del recorrido. Recordemos que aquí tenemos carpinchos, aves, zorros, zorrillos, liebres, y toda la fauna del Uruguay. La idea es que el ser humano pueda convivir nuevamente con la naturaleza, que pueda haber construcciones, pero también espacios verdes para que los animales coexistan con nosotros. Este proyecto lleva 18 años en desarrollo, y ahora, con la incorporación del teatro, quién sabe qué más vendrá en el futuro.
¿Cómo logra mantener su sostenibilidad y asegurar su crecimiento a largo plazo? Entiendo que parte de su financiación proviene de la fundación, pero ¿qué otros recursos utilizan para seguir creciendo con este proyecto?
Sí, mucho proviene de recursos personales, de la familia. Uno de los grandes temas es la sostenibilidad en el tiempo, es decir, que el proyecto siga adelante más allá de su fundador.
¿Y cómo van a lograr esa sostenibilidad?
Actualmente, hay privados que se acercan con donaciones, y también pienso que debe haber una parte pública que, aunque se trate de un proyecto privado, sea para el beneficio de la sociedad. Recordemos que todo es con entrada libre y gratuita. En fin, estamos en el camino de la continuidad, y pienso que, de alguna manera, se va a encontrar una solución en el futuro, involucrando a más personas y a todos los sectores de la sociedad.
Por otra parte, estamos considerando la posibilidad de construir un depósito para las obras, porque cada vez hay más piezas en el museo y no todas pueden estar en exhibición. Las obras que no se exponen, es decir, las que no forman parte de la colección permanente, se guardan en un depósito. Pero los depósitos actuales son insuficientes.
Entonces, el próximo proyecto sería un depósito específico para las obras de arte. ¿Ya está encaminado este proyecto? ¿Tiene inversiones previstas?
Aún no, porque estamos terminando el teatro, así que todas las energías están puestas en eso. Un paso a la vez, pero siempre pensando en el futuro. Lo mismo pasa con el Parque Internacional de Esculturas; también hay espacio libre para nuevas incorporaciones. Es todo muy dinámico.
¿Y a largo plazo, cómo te gustaría que se recuerde al MACA dentro de 10 años?
Espero que el MACA siga activo después de muchos años, que tenga larga vida, porque es un proyecto que ayuda socialmente. Ayuda a los niños y jóvenes a desarrollar su autoestima, a conocer el arte, a socializar y a compartir valores como la tolerancia y la diversidad. Todo esto es muy importante y espero que el MACA siga proyectándose hacia el futuro.
Al ser una estructura tan grande, ¿cómo enfrentas el desafío de mantener el museo activo de manera constante?
Ese es uno de los grandes desafíos del proyecto. Por ejemplo, conseguir exposiciones, como las de artistas que ya han fallecido, como la de Christo y Jean Claude, que trajimos con la Fundación. El objetivo es colocar a Uruguay en el circuito internacional de las artes. Por eso, muchas de nuestras exposiciones cuentan con artistas de renombre internacional que quizás no son tan conocidos aquí, pero que tienen un gran impacto en la escena artística global.
También debemos seguir con el día a día: clases de teatro, cine y talleres didácticos para miles de estudiantes. No podemos quedarnos tranquilos; debemos proyectar el museo día a día, mes a mes, año a año. Ese es el desafío: que el contenido del proyecto se mantenga activo y vigente siempre.
Actualmente, ¿cuántas exposiciones tiene el MACA?
En este momento, tenemos tres salas de exposiciones. Tenemos obras permanentes, pero también exposiciones itinerantes. Por ejemplo, hay una exposición mía, que muestra mi faceta de pintor, algo que no se conoce mucho, ya que se me conoce más como escultor. Estas obras tienen más de 50 años. Actualmente, tenemos una exposición de Carmelo Arden Quin, que es un artista uruguayo de gran trayectoria, y está por terminar la muestra de Anthony Caro. Luego vendrán dos exposiciones de Juan de Andrés, un pintor uruguayo, y Arthur Lescher, un escultor brasileño con gran trayectoria. Siempre hay una combinación de arte uruguayo e internacional.
¿Cómo seleccionan a los artistas para exponer en el museo?
Tenemos una comisión y está el director del museo. A veces, las exposiciones nacen de adquisiciones de obras, como en el caso de la muestra actual de Anthony Caro, un escultor inglés. Hemos adquirido algunas de sus obras, no de esta exposición, pero sí del mismo autor.
Las donaciones son aceptadas por una comisión, y también hay adquisiciones de obras que interesan al museo por el perfil de ciertos artistas. En el caso de adquisiciones, se paga por las obras. Es un proceso de acumulación que, como mencioné, requerirá la creación de un depósito con control de humedad y temperatura para conservar las piezas.
En ese sentido, recibimos una donación de la heredera de las obras de Carmelo Arden Quin, un artista uruguayo, y esa donación se sumó a las obras que ya teníamos en el acervo del museo. Así, las exposiciones también permiten poner atención a ciertos artistas y dejar un legado de su paso por el museo.
La idea es que todo sea gratuito. Es parte de la filosofía del museo. Considero que el museo es como la casa de todos y, como uno no paga entrada cuando llega a su casa, aquí la entrada es gratuita. Esa es la parte inclusiva, que incluye a la sociedad, y es muy importante que la gente se sienta cómoda y libre de regresar cuantas veces quiera.
Con trayectoria artística, tanto en Uruguay como en Europa, ¿cómo ves el posicionamiento de los artistas uruguayos a nivel nacional e internacional?
Creo que el arte uruguayo tiene grandes valores, siempre ha tenido grandes artistas. Lo importante es que los artistas puedan desarrollar su actividad no solo a nivel local, sino también a nivel internacional. Y eso es todo un camino, que siempre es dificultoso para un artista, encontrar el camino adecuado para dar a conocer su arte a nivel internacional. Sobre todo porque hay un mercado muy competitivo, con muchos artistas y no tantas posibilidades. Pero bueno, de a poco van apareciendo lugares donde los artistas uruguayos exponen en el exterior, y eso siempre es muy elogiable, digamos, todos estos esfuerzos. Una vez que los artistas se dan a conocer, comienzan a crear su propio mundo de relaciones, etcétera, para seguir expandiendo su reconocimiento.
Desde tu perspectiva, ¿cómo ve el exterior a Uruguay en el mundo artístico?
Considero que hoy en día hay mucha atención sobre Uruguay, sobre todo por lo que está pasando en el país. Por ejemplo, la obra que está en José Ignacio de James Turrell. Empieza a haber muchos artistas que pasan más tiempo en Uruguay y, entonces, están dándole visibilidad al país en el ámbito artístico. Esto se nota especialmente en la temporada.
Esto hace que haya una atención especial sobre lo que está pasando en Uruguay, y pienso que el MACA ha tenido mucho que ver con eso. Me parece que vamos por buen camino, y cada vez más hay un tejido de artistas uruguayos a nivel internacional. Muchos están haciéndose conocer cada vez más, como Verónica Vázquez, Martín Pelé Nud, Guillermo García Cruz, pero hay muchos artistas uruguayos destacados.