A ocho meses de la venta de Tienda Inglesa al grupo estadounidense Klaff Realty LP, los nuevos dueños están decididos a llevar adelante una fuerte reestructura en el supermercado para que este comience a dar los réditos económicos esperados. Es que según informó El País días atrás, la empresa que dirigió Robin Henderson hasta el año pasado estuvo dando pérdidas durante cuatro años y así llegó a acumular una deuda con el sistema financiero cercana a los US$28.100.000, por lo que para la Central de Riesgos del Banco Central es un deudor con capacidad de pago muy comprometida (calificación cuatro).
Ni bien se cerró la venta en octubre, los proveedores fueron los primeros en percibir los cambios. El nuevo directorio de Tienda Inglesa comenzó a exigir precios más bajos a todas aquellas marcas que soñaran con estar en las góndolas del supermercado. A esto se le suma el hecho de que actualmente la cadena está comprando en menores cantidades a sus proveedores, según pudo confirmar InfoNegocios con algunos empresarios.
Así es como en el último tiempo se ha comenzado a ver un panorama extraño para lo que siempre fue Tienda Inglesa: góndolas semi vacías, empleados que hablan bajito sobre la mala situación, etc. De acuerdo a algunos proveedores de peso, todo apunta a que terminará siendo un supermercado que se igualará a los demás, no solo en cuanto a oferta de productos, sino también por la experiencia de compra que tenía el cliente, uno de los principales factores que históricamente han explicado el éxito de la empresa de Henderson.
La estrategia de los nuevos dueños parece ser clara. No hay quien no conozca la complicada situación económico-financiera de Tienda Inglesa, ha salido en todos los medios, por lo que los estadounidenses se encargaron ahora de poner la responsabilidad sobre las espaldas de los propios trabajadores, quienes tendrán que poner en práctica la creatividad para proponer una solución teniendo en cuenta que no se le puede exigir demasiado a una firma que está tan complicada a nivel financiero.
Desde la empresa proponen una reestructura en cuanto al sistema de beneficios que había implementado Henderson cuando estaba al mando —aclararon que no desean eliminar puestos de trabajo —. Esto supone que, por ejemplo, los domingos ya no se pagarían doble, como venía ocurriendo. La cuestión es qué prefieren los empleados: si mantener los beneficios a costas de los puestos de trabajos de cerca de 1.000 compañeros, o si dejar atrás los “mimos” de Henderson para que nadie tenga que salir a buscar un nuevo empleo.
Ahora resta preguntarse, ¿la solución será, como proponen los nuevos dueños, bajar los costos salariales? ¿Solo por los sueldos de los empleados se llegó a tener esa deuda o la situación actual de Tienda Inglesa también tiene que ver con la gestión de los estadounidenses?