El cultivo de trufas, considerado uno de los emprendimientos agrícolas más exclusivos y rentables, tiene su puntapié en Uruguay. Este hongo subterráneo, famoso por su aroma intenso y su alto valor en el mercado gastronómico, requiere condiciones específicas y un manejo especializado, lo que lo convierte en un desafío tanto para productores experimentados como para nuevos emprendedores.
A la redacción de InfoNegocios llegó el dato de que Martín Francia, Ingeniero Agrónomo y docente en el Departamento de Suelos y Aguas de la Facultad de Agronomía en la Universidad de la República (UDELAR), estaba trabajando en un proyecto relacionado y allá fuimos a buscarlo. Lo que encontramos fue como desenterrar una trufa negra en perfectas condiciones.
En 2018, Martín fue sorprendido por la consulta de un conocido interesado en el cultivo de trufas en Uruguay. Este hongo subterráneo se cultiva tradicionalmente en regiones de Europa y la información disponible sobre su cultivo es escasa y limitada. A pesar de su desconocimiento inicial, la curiosidad de Francia lo llevó a investigar en profundidad sobre las posibilidades de introducir este exclusivo cultivo en el país. Contactó con expertos en Nueva Zelanda y España, países que han logrado desarrollar con éxito el cultivo de trufas y revisó exhaustivamente la literatura especializada.
Tras meses de investigación, Martín llegó a la conclusión de que, si bien Uruguay no presenta las condiciones óptimas en comparación con las regiones productoras tradicionales, el cultivo de trufas en el país es factible bajo ciertas circunstancias. Las condiciones del suelo y el clima uruguayo son desafiantes, pero no imposibles para este cultivo. Con este análisis en mano, Francia decidió embarcarse en la aventura de la truficultura, junto a su socio Leandro y otros colaboradores, quienes se propusieron establecer un vivero forestal para producir plantas inoculadas con trufas. Así nació Ladera Sur, una startup dedicada a la producción de estas plantas, la cual representa el primer paso en la creación de un nuevo nicho agrícola en Uruguay. Desde 2023 Ladera Sur produce plantas comerciales con alto porcentaje de micorrizado con destino a la instalación de montes truferos. Se trata de un emprendimiento con un fuerte enfoque científico, con i + d nacional, según explica Martín.
A pesar del entusiasmo y la dedicación del equipo de Ladera Sur, el camino no ha sido sencillo. La truficultura es un proceso complejo y costoso, que requiere un manejo especializado y una inversión inicial considerable. Francia estima que la inversión necesaria para establecer un ensayo de media hectárea es de alrededor de 13.000 dólares, una cifra que, aunque elevada, es comparable a la inversión en otros cultivos frutales en Uruguay. Sin embargo, la rentabilidad potencial de la trufa, con precios que pueden alcanzar los 1.000 euros por kilo en el mercado europeo, justifica el riesgo para quienes están dispuestos a apostar por este cultivo. No obstante, Francia es cauteloso y advierte que, a pesar de las promesas, aún no se puede garantizar el éxito del cultivo en Uruguay.
El posible negocio
Se estima que en España, el principal país productor y exportador de Trufa Negra del mundo, existen unas 20.000 hectáreas plantadas donde se produce el 35% de la producción mundial. Los precios en el mercado español y francés oscilan entre 300 a 1100 €/kg dependiendo de la oferta de trufa, la demanda del mercado y la calidad.
Nueva Zelanda fue el primer país del Hemisferio Sur en introducir el cultivo exitosamente. La experiencia neozelandesa amplió los límites edafoclimáticos del cultivo y abrió la posibilidad de producir a contraestación con respecto a los principales mercados de consumo. Las truferas en Nueva Zelanda y Australia han reportado productividades muy superiores a la media europea, de 150 a 200 kg/ha.
Chile en 2003 estableció montes experimentales, vinculando a productores locales y empresas de las regiones del Maule, Los Ríos, Metropolitana y Aysén. Las primeras trufas se cosecharon en el año 2009 y en la actualidad la superficie destinada a truficultura supera las 300 hectáreas. En 2022, la producción de trufa negra chilena fue de 4 toneladas, de las cuales 3,2 toneladas se exportaron a España (28%), EEUU (27%), Italia (17%), Francia (11%), Inglaterra (9%), Canadá (5%), Hong Kong (2%), Japón, Suiza, Croacia y Singapur. La producción restante (800 kg) se dividió en el mercado interno: 50% se destinó al consumo gastronómico y el resto para uso agronómico y viveros.
El análisis financiero del cultivo de trufas en Uruguay muestra que, con una inversión inicial significativa y una gestión adecuada, el proyecto puede ser rentable a largo plazo. Dependiendo del escenario, la Tasa Interna de Retorno (TIR) puede variar entre el 14% y el 18%, con un Valor Actual Neto (VAN) que, a 15 años, puede alcanzar los 23.151 dólares y, a 30 años, los 57.411 dólares, considerando diferentes tasas de descuento. El Retorno sobre la Inversión (ROI) podría llegar hasta el 704%, y el tiempo de recuperación de la inversión (TRI) sería de aproximadamente 10,5 años.
El flujo de caja y el VAN dependen principalmente del volumen de trufas cosechadas por hectárea y el precio de venta por kilogramo. Un análisis muestra que, con una tasa de descuento fija del 12%, el precio de la trufa podría bajar hasta 245 dólares/kg (produciendo 30 kg/ha) y aún ser rentable. A medida que aumenta la producción por hectárea y el precio de la trufa, el VAN se incrementa, lo que destaca la importancia de optimizar estas variables para asegurar la viabilidad económica del proyecto.
Aunque Francia ha intentado vincular su trabajo con instituciones públicas como el Instituto Nacional de Colonización (INC), la respuesta ha sido tibia, en parte debido a la tradicional resistencia al cambio que caracteriza al sector agronómico uruguayo. Sin embargo, varios inversores privados han mostrado interés en financiar ensayos a pequeña escala para evaluar la viabilidad del cultivo en diferentes regiones del país. Estos ensayos serán clave para determinar si el cultivo de trufas puede convertirse en una realidad económica sostenible en Uruguay.
Mirando hacia el futuro, Francia y su equipo están enfocados en consolidar el proyecto y compartir su experiencia con la comunidad agronómica. La creación de una página web y la publicación de un paper sobre la calidad de la micorrización de las plantas son pasos importantes en este proceso. Aunque el camino es incierto, Martín y su equipo están convencidos de que, con la combinación adecuada de ciencia, inversión y perseverancia, Uruguay podría convertirse en un productor de trufas de nicho, aprovechando la estacionalidad inversa para exportar a mercados internacionales. Sin embargo, el tiempo y los resultados de los ensayos dirán si esta ambiciosa apuesta se convertirá en un éxito.