Con una vasta experiencia y conocimiento, Martín Cabrera logró construir carrera en una de las compañías tecnológicas más relevantes de América Latina sin perder anclaje local.
Como gerente financiero de Mercado Libre en Uruguay, forma parte del núcleo estratégico que sostiene el crecimiento de una empresa que no solo lidera el comercio electrónico en la región, sino que también redefine el acceso a los servicios financieros digitales. Su recorrido combina formación sólida, experiencia regional y una mirada de largo plazo sobre el rol de las finanzas en organizaciones de alto impacto.
Ese perfil fue el que lo llevó a recibir el Oro a Gerente Financiero del Año en la Gala de InfoNegocios 2025, un reconocimiento que premia no solo resultados, sino liderazgo, visión y capacidad de gestión en contextos complejos.
Desde una posición clave dentro de Mercado Libre, Cabrera reflexiona en diálogo con InfoNegocios sobre mitos del empresariado uruguayo, cultura organizacional, liderazgo moderno y el potencial del país para jugar en las grandes ligas, aun desde un mercado pequeño, pero con ambición global.
¿Con qué mito del empresariado uruguayo le gustaría “romper”?
Que “desde Uruguay no se puede” por un tema de escala. Uruguay demostró y sigue demostrando que, con visión, ambición y equipos sólidos, se puede jugar en las grandes ligas desde acá. Tenemos talento, estabilidad y capacidad de innovar. El desafío no es el tamaño del país, sino el tamaño de nuestras aspiraciones y una cuestión de actitud.
¿Qué cosas hace su empresa para ser quien es en el mercado y qué la diferencia frente a la competencia?
Mercado Libre tiene una propuesta de valor diferencial y un propósito muy genuino: democratizar el comercio y los servicios financieros en la región. Eso genera un sentido de misión muy fuerte en la gente que forma parte de la organización. Trabajamos con una cultura de altísima exigencia, foco en el usuario e innovación constante, lo que nos permite alcanzar objetivos que parecían inalcanzables y, al mismo tiempo, generar un impacto positivo, concreto y medible en la sociedad y en las economías donde operamos.
De la empresa o de su posición en la misma, ¿qué fue lo que tuvo que desaprender para sentir que avanzó?
Tuve que desaprender la idea de que un buen líder es necesariamente el que más sabe de, prácticamente, todos los temas. Ese modelo quedó viejo. Hoy el verdadero desafío es liderar sin ser el experto técnico en cada área, rodearse de gente mejor que uno, delegar de verdad, confiar en el equipo y generar las condiciones para que el talento florezca. Cuando solté la necesidad de tener todas las respuestas y pasé a habilitar, acompañar y remover obstáculos, sentí que di un salto como líder.
¿Tiene una frase (de película, libro o canción) que nunca olvida o que podría servir como titular del momento que actualmente está viviendo?
“Esto también pasará”. Es una frase de origen persa que me enseñó mi madre en un momento personal muy difícil y me quedó grabada para siempre. Me recuerda que ni los malos momentos son eternos ni los buenos están garantizados, y que en ambos casos hay que mantener la perspectiva. En lo profesional me ayuda a atravesar las crisis con más serenidad, reforzando la resiliencia y la capacidad de seguir adelante.
¿Qué le diría al presidente de la República si lo tuviera frente a frente en una reunión?
Le diría que la mejor política de desarrollo que puede tener Uruguay es apostar fuerte y sostenidamente por la educación de nuestros jóvenes, especialmente en habilidades digitales, ciencia, tecnología y pensamiento crítico. Y que, en paralelo, necesitamos seguir profundizando un clima empresarial ágil, previsible y competitivo, que fomente la inversión, la innovación y la creación de empleo de calidad. Uruguay tiene todo para consolidarse como un hub de talento y negocios en la región, y las decisiones de hoy pueden marcar esa diferencia por décadas.