Hoy, la mayoría de las marcas que vemos en góndolas y estanterías pertenecen a las grandes empresas multinacionales de la alimentación. Empresas como Mondelez International (ex Kraft), Bimbo (que adquirió la uruguaya El Maestro Cubano) y PepsiCo (que compró en 2011 la brasileña Mabel), son jugadores que marcan presencia en el punto de venta con marketing intensivo y bien dirigido, sumando variedades y dándole cada vez más lugar a los productos nutricionalmente “modernos”. Algunas de otro “palo”, como la láctea Parmalat, también incursionó hace poco más de dos años en la categoría, con relativo suceso. Es que calculando un valor por kilo de $150 y un consumo de 5 kilos por persona, el negocio mueve alrededor de US$150 millones al año.
El incremento del consumo hará que ingresen nuevos tipos y subcategorías pero hay que fijarse bien qué cantidad de grasa aportan, cuál es su perfil lipídico y la cantidad de fibra y azúcar que contienen, sobre todo si van a formar parte de la merienda escolar.
El consumo de galletas tiene cuerda para rato (en Argentina ya supera los 12 kilos per capita)
Si crees que en el futuro te va a costar lo mismo que ahora decidir qué galletas comprar, estás errado. Porque el consumo de este alimento en Uruguay, que Nielsen ubica en 5 kilos por persona por año (algo así como 25 paquetes de las legendarias galletitas Solar), es bastante más bajo que en otros países de la región (en Argentina supera los 12 kilos). Esto ha sido detectado por las marcas que se robustecen en el mercado, buscan diferenciarse y competir con packaging atractivo y productos bien segmentados. Es probable que a medida que crezca el mercado el negocio se vaya concentrando.
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