El último informe del Banco Central del Uruguay (BCU) sobre el sistema de pagos está alineado a las conclusiones que presenta PwC Uruguay a través de la última edición de su trabajo Banking & Fintech, que destaca cómo la tecnología y las nuevas regulaciones están redefiniendo el vínculo entre las instituciones financieras y sus clientes. Además, se estima que para 2030 predominarán los pagos con el celular o billeteras digitales (59%) y los pagos biométricos (12%).
En tanto, respecto al uso del efectivo, el 55% de los encuestados descarta que se deje de usar en el futuro.
“La evolución del sistema de pagos en Uruguay no es solo una cuestión tecnológica, sino una transformación estructural que impacta en toda la cadena de valor financiera”, dice Rosana Mazza, socia de PwC y líder de Financial Services para Argentina y Uruguay, agregando que “la regulación actual permite que los actores del sistema operen en un entorno más ágil, seguro y competitivo”.
Esta dinámica exige a las entidades repensar sus modelos de negocio, fortalecer sus capacidades digitales y poner al cliente en el centro de la estrategia.
El informe del BCU destaca además que las transferencias electrónicas crecieron un 22% en cantidad y un 11% en monto real, mientras que el dinero electrónico mostró un incremento del 33% en operaciones, con un notable dinamismo en sus variantes general y mixta. La estructura del mercado de tarjetas se mantiene estable, en donde las operaciones con tarjetas de débito continúan liderando, representando el 61% del total de transacciones. A su vez, los pagos móviles y web crecieron 15% y 24% respectivamente, consolidando la preferencia por canales digitales.
En lo que refiere a la operativa de transferencias interbancarias instantáneas, en el primer semestre de 2025 se registraron 22 millones de operaciones, 2,4 veces más que en igual período del año 2024. Estas representaron el 56% del total de las operaciones cursadas por el Sistema de Pagos Interbancarios. El 45% de ellas correspondió a montos menores o iguales a $ 1.000 o US$ 50 (gratuitas para los usuarios).
De igual forma se enfatiza que esta evolución no solo responde a la adopción tecnológica, sino también a una regulación que promueve la transparencia, la inclusión financiera y la interoperabilidad. En este sentido, la incorporación de nuevos adquirentes, el fortalecimiento de los requisitos de auditoría externa para PSPC y la actualización de normas sobre transferencias internacionales son señales claras de un marco normativo que acompaña la innovación sin descuidar la estabilidad.
“Estamos frente a una oportunidad única para que Uruguay consolide un sistema financiero más inclusivo, eficiente y resiliente. La clave está en combinar tecnología, regulación y estrategia empresarial para generar valor sostenible en el largo plazo”, concluyó Mazza.