Andrés Calamaro tiene la alocada costumbre de modificar el repertorio que toca en directo cada una o dos temporadas, algo que para muchos es muy original para este aficionado taurino que, asimismo, entiende el concepto de improvisación como entrega a eso que llama “la fiesta más culta”.
Admirador de cantantes y toreros, cineastas americanos y novelistas franceses, Calamaro –El Salmón– se brinda en los escenarios sin trucos ni ayudas digitales y, junto con su banda de notables músicos, ofrecen cada noche un espectáculo distinto en el arte arriesgado e irregular, tal y como lo aprendemos en las arenas, alberos y tendidos… y el jazz.
El año pasado, girando bajo el nombre “Agenda 2023”, el argentino ofreció un repertorio que fue mutando hasta concluir en una serie de “himnos” de rock y despertando en las audiencias sentimientos expandidos. El público acompañó como en un “carnaval carioca el día de los muertos mexicanos”, como “una hinchada de futbol intelectual y sensible”.
Conciertos en ciudades de España, Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica, México, Estados Unidos, Puerto Rico y Argentina conformaron dos años –casi 100 presentaciones– de giras intercontinentales que abarcaron el Viejo y el Nuevo Continente entre 2022 y 2023.
Quizás el fervor de los simpatizantes que mejor conocen la extensa obra oficial e inédita del cantor motiven al músico a resucitar canciones de otros discos menos populares que las que bordaron la “Agenda 2023”.
Audiencias jóvenes festejan canciones consagradas como “Flaca”, “Mil horas”, “Sin documentos”, “Para no olvidar”, “Estadio Azteca”, “La parte de adelante”, “Los chicos” o “Media Verónica”, pero en el espíritu de artistas como Calamaro habita el concepto bohemio y el inconformismo: hablamos de un músico que intenta gustar y ofender como un mandamiento.
Gustar es más llevadero y ofender le supone ser fiel a sus orígenes en el rock n roll, la anarquía y el arte contemporáneo.
Rumores permiten suponer que la gira “Agenda 1999” podría hacer eje en las canciones del álbum “Honestidad brutal”, pero se conoce a Calamaro como “enemigo público” de la nostalgia y por su apego a discos menos celebrados.
¿Arriesgará rompiendo un repertorio que en “Agenda 2023” llevó al público al delirio y extremas satisfacciones? Habrá que ir al Antel Arena a lidiar con este torero de la música.