Se trata de la adaptación de diferentes procesos y controles para que estos sigan siendo efectivos y puedan cumplir su cometido a pesar de las modificaciones que hayan sufrido, ya sea por una reducción en la plantilla de trabajadores, reasignación de tareas, trabajo remoto, digitalización de documentos o comprobantes, entre otros.
Además, estos factores implicaron que las organizaciones hayan tenido que adecuar los controles generales en el área de sistemas (IT), así como implementar rápidamente permisos de acceso a los sistemas de manera remota, sin descuidar las medidas de seguridad que evitan accesos no autorizados u otras amenazas a la ciberseguridad.
La implementación de estas medidas se ha transformado en un reto importante para los responsables de las organizaciones, ya que una mala o inoportuna adaptación de los procesos y controles internos ante esta nueva realidad puede llevar a serios problemas, desde ineficiencias o errores de comunicación hasta escenarios más proclives al fraude, que podrían repercutir en pérdidas económicas o reputacionales. En tal sentido, es fundamental que los responsables de las organizaciones estén alertas y puedan anticipar estos riesgos, más aún considerando que serían evitables mediante un buen sistema de control.
Por:
Paola Tettamanti, senior manager de Auditoría de PwC Uruguay.
Enrique Arias, senior manager de Auditoría de PwC Uruguay.
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