InfoNegocios conversó con Carlos Díaz, propietario del escritorio que lleva su nombre y realiza de forma activa remates del sector ganadero, un área que fue afectada por la pandemia en tanto que no se pudo realizar de forma presencial durante un año y medio las transacciones. Sin embargo, el experto señala que es una modalidad que llegó para quedarse, ya que presenta varias ventajas tanto para los vendedores como para los compradores.
Según Díaz, el remate presencial lleva varios gastos que se deben asumir por parte de quien remata, además de que la concurrencia es muy baja; “viéndolo del punto de vista tanto del comprador como del vendedor es mucho más práctico. El vendedor no tiene que mover el ganado para llevar al remate. Si el ganado no se vendió, él no lo movió del establecimiento, el gasto que se genera es muy pequeño”.
De forma habitual y según el escritorio que lleve adelante el remate, éstas operaciones si se efectúan de forma presencial, oscilan con un costo de entre un 9 a 11% con iva en comparación con un remate virtual cuyo costo es de un 5% más iva, aproximadamente.
Los lotes se muestran en videos que son difundidos por medio de historias de Instagram, transmisiones en VTV Rural, y Campo TV, e incluso vendidos enviando videos por WhatsApp. A pesar de tratarse de negocios que involucran grandes cantidades de dinero parece ser un sistema al que consignatarios y estancieros se han habituado producto de los cambios que provocó la pandemia.
“Los escritorios grandes no toman remates de menos de 30 animales, lo cual deja a los productores pequeños por fuera y le brinda la posibilidad a los escritorios de menor tamaño de generar más cantidad de remates y una vez que prueban la modalidad online, les gusta y repiten. Nosotros cerramos 4 o 5 días antes de la fecha, se arman los videos, se publican, incluso a través del estado de WhatsApp, mucha gente se interesa por el remate y termina comprando sin haber pensado que iba a participar”.
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