Hace unos pocos años atrás, más precisamente en 2016, la churrería gourmet La Valenciana comenzó a conquistar el paladar de los uruguayos. ¿Su diferencial? Los churros con sabor a churros. Mejor dicho, el sabor de una de las más típicas tradiciones gastronómicas españolas, justamente de Valencia y toda la región Mediterránea, llegó a Uruguay para quedarse.
Julio Martínez Marín nació en España y allí, de la mano de su abuelo, aprendió en Denia -un pueblo ubicado en la Costa Blanca- el oficio de elaborar churros, un “arte gastronómico” que contagió a su esposa Carolina Melo -uruguaya- con quien emprendió este proyecto.
“Desde el comienzo, cuando abrimos el primer local en Malvín, buscamos crear o recrear el espacio de una típica churrería española, que la gente pudiera venir y vivir eso como experiencia, que se trasladara de algún modo a España, donde sentarse a tomar un chocolate y comer churros es algo muy usual”, dijo Melo a InfoNegocios.
Ese viaje en el tiempo y espacio y la magia de los sabores hicieron que La Valenciana fuera un éxito e inmediatamente vino el segundo local, en Carrasco, donde el sabor de los churros -elaborados con masa vegana- también conquistó a todos e hizo que Martínez Marín y Melo pensaran en el crecimiento del negocio.
El punto es que ahora, en marzo, La Valenciana abre otros dos nuevos locales: uno en el barrio Pocitos -límite con Punta Carretas, ya que se trata de la proa que hay en Ellauri y Francisco Aguilar- y otro en el departamento de Canelones, más precisamente en El Pinar, sobre Pérez Butler, una de sus calles principales.
“Se trata de dos aperturas en el modelo franquicias -dijo Melo-, cada una con una inversión en el entorno de los US$ 20.000, que venimos desarrollando a través de la Consultora Kamden, con quien diseñamos un plan para que este formato franquicias esté disponible para otros barrios de Montevideo y también para el interior del país”.
“La idea es que la gente disfrute del sabor que tienen nuestros churros y el chocolate, que son sin duda los productos estrella de La Valenciana, pero también pueden acercarse y probar los brownies, las donas y los rolls de canela, entre otros otras delicias elaboradas en el día”, sostuvo Melo.
Según la emprendedora, el invierno es sin duda el momento de mayor zafra de La Valenciana, pero la firma comienza a trabajar fuerte desde marzo a noviembre sin parar.
“En promedio, en cada uno de los locales, en temporada alta, vendemos en un mes más de 20.000 unidades de churros y más de 1.000 tazas de chocolate a la española”, remarcó Melo a InfoNegocios, remarcando con estos datos el éxito que pueden obtener estos dos nuevos locales con el respaldo y la calidad de la marca.
En suma, la máquina de hacer churros de La Valenciana no para, dándole así caña -como dicen en España- a una típica tradición que se remota a principios del siglo XIX, cuando las ferias ambulantes que iban de pueblo en pueblo hicieron popular este sabor que ahora, también, es popular en nuestro país.
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