“El punto de inflexión en la vida de las empresas sucede cuando sus fundamentos cambian y allí se plantea la disyuntiva de alcanzar nuevas alturas o asomarse al principio del fin.” Así lo definió Andy Grove, ex-CEO de Intel, en su libro “Only the Paranoid Survive”.
Para Richard Rumelt, autor de “Good Strategy, Bad Strategy” el mundo está en un punto de inflexión, debido a los grandes cambios traídos por los avances de inteligencia artificial y nuevas tecnologías, la incertidumbre sobre el suministro de energía y alimentos, las guerras, la intención de China de suplantar a los EE.UU. como la principal potencia tecnológica y militar, y el incremento de la inflación global, entre otros factores que se suman a la incertidumbre generada por los cambios macroeconómicos, sociales y políticos propios de cada región.
La gran incertidumbre que vivimos a nivel de industrias ha colocado a los líderes corporativos en una zona de peligro estratégico. En efecto, en la última encuesta global de PwC a los CEOs, muchos manifestaron que sus empresas no serán económicamente viables en los próximos 10 años si continúan como hasta ahora.
Sin embargo, la premura por comenzar a tomar decisiones puede generar, sin percibirse, un conjunto de acciones incoherentes entre sí y atentar contra la salud del negocio. Por ejemplo, una empresa que decide reducir costos termina afectando la calidad de sus productos y de su innovación, cuando son estos sus diferenciales en el mercado. En medio de la urgencia, es necesario reflexionar.
Hay dos principios fundamentales para asegurar una estrategia con posibilidades de éxito: que sea coherente no sólo con las oportunidades sino con los desafíos, y que sea dinámica para que pueda adaptarse a los cambios del entorno.
María Eugenia Berté, directora de Strategy& de PwC Argentina.
Máximo Repetto, gerente senior de Strategy& de PwC Argentina.
Estanislao Borda, asistente senior de Strategy& de PwC Argentina.