Cada vez se torna más común escuchar que las personas buscan empresas y empleadores cuyo propósito refleje sus propios valores. Un fuerte compromiso con la gestión ambiental, social y de gobierno (ESG) se considera un requisito básico. Dado que el propósito personal de cada colaborador es único, una organización debe ser lo suficientemente flexible como para dar cabida a múltiples propósitos.
En los procesos de selección, por ejemplo, cada vez son más los clientes que tienen en cuenta los objetivos vitales y experiencias deseadas del postulante en sus debates y decisiones de contratación, así como el modo en que la organización -y su propósito- puede ayudar a la persona a alcanzarlos. Las empresas están rediseñando el proceso de contratación para situar al candidato en el centro y formar a los directivos en la capacidad de compartir historias genuinas y convincentes sobre la experiencia del colaborador y el trabajo significativo.
Como forma de comprometerse con los intereses individuales de sus colaboradores, las organizaciones están adoptando el concepto de propósito como un cúmulo de objetivos y experiencias que conecten con los diferentes intereses de sus colaboradores (o futuros colaboradores) en los distintos momentos de la vida de éstos. En suma, resulta vital la conversación sobre las opciones variadas y únicas que tienen las personas para cumplir sus objetivos. Adicionalmente, las empresas deben esforzarse por hacer que esas opciones sean más transparentes, individualizadas, flexibles y menos lineales.
Cecilia Rodríguez, gerente de Selección de Personal de PwC Uruguay.