Para resolver problemas importantes es necesario contar con los mejores talentos y, en este sentido, la diversidad y la inclusión se vuelven valores centrales. Las perspectivas de individuos con diferentes experiencias, conocimientos, intereses y creencias generan mejores resultados, más innovadores.
La fórmula que se propone es que la diversidad de personas sumada a una valoración real de las diferencias construyen una cultura inclusiva. Esto es clave no solo para captar talento LGBT+, sino también para fidelizarlo y desarrollarlo. Si los colaboradores no sienten que pueden ser realmente ellos mismos en sus espacios de trabajo, el vínculo de confianza se erosionará, lo que generará que no desarrollen su máxima potencialidad y que eventualmente busquen oportunidades en otras organizaciones.
Esto no se limita a la comunidad LGBT+: es fundamental contemplar la diversidad en su amplio espectro. En este sentido, estudios demuestran que tanto quienes forman parte de la comunidad LGBT+ como otros colaboradores consideran las políticas de diversidad, igualdad e inclusión como factores decisivos a la hora de incorporarse a una organización. Por lo tanto, una política de apoyo y capacitación para la inclusión es hoy en día un diferenciador de marca, que potencia el rendimiento y atrae el talento.
Por:
María José Barreiro, gerente de Gestión Humana de PwC Uruguay.
Agustina Harriague, consultora de Gestión Humana de PwC Uruguay.