Santa Clara Abasto, una de las principales distribuidoras de carne del país —entrega entre 18.000.000 y 20.000.000 al año —, inauguró en 2014 su nueva planta, la amplió al año siguiente y en 2016 instaló en ella una sala de porcionado. Tras esa seguidilla de tres años de modernización de su infraestructura, ¿qué se puede esperar para la empresa de aquí en más?
Según el director, lo que sigue ahora es la consolidación de los tres proyectos que, junto al recambio de la flota, implicaron una inversión estimada en US$7.500.000. “Estamos terminando de organizarnos, fueron tres grandes pasos seguidos y nos gusta darlos de manera segura”, explicó López.
Las primeras dos partes del proyecto, la de la nueva planta y la de su ampliación, le permitieron a Santa Clara Abasto incrementar su capacidad de almacenaje para poder tener siempre los stocks necesarios en contrazafra. Por su parte, la sala de porcionado llegó a la industria en respuesta del cambio lento que se va observando en la forma de consumir del uruguayo: porciones más chicas. “Siempre hubo un mito en Uruguay que la carne no tiene marca porque, por suerte, es toda buena, entonces no se necesita que una marca se destaque. Sin embargo, yo creo que llegó el momento de cubrir un nicho de mercado que valora la marca y, a su vez, consume porciones más pequeñas”, nos contó López.
Si bien comienzo, cuando recién se finalizó con la sala, el director de Santa Clara Abasto no estaba conforme por la falta de resultados, este año el rumbo cambió y la empresa finalmente está logrando cosechar los frutos. “Ahora la sala de porcionado está teniendo lo que yo esperaba de ella: un volumen que me está empezando a superar”, finalizó.