La biomasa ya representa el 52% de toda la energía que consumen las industrias

De acuerdo a los últimos datos del Balance Energético, que edita la Dirección Nacional de Energía, el consumo final de energía en el Uruguay creció 66% entre 2002 y 2010 (un incremento acumulativo anual de 5,2%). En ese periodo el protagonismo del consumo familiar dejó lugar al liderazgo del sector industrial, según consigna el último reporte de SEG Ingeniería, en base a datos oficiales. En 2002, el sector residencial era responsable del 31% del consumo, y la industria del 21%, pero 10 años más tarde, la industria es responsable del 34% del consumo energético. ¿Cómo evolucionó la matriz? Hace una década, uno de los principales energéticos industriales era el fuel oil (33% del total) que fue sustituido en parte por la biomasa que hoy representa el 52% de toda la energía que consume el sector industrial.

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Los analistas de SEG proyectan que el balance energético nacional podría volver a sacudirse en 2014, cuando entre en operación la nueva planta de celulosa de la empresa Montes del Plata, acentuando aún más la participación del sector industrial en la matriz energética nacional. El transporte consume 30% y el sector residencial el 21% de la energía total.
No es novedad que Uruguay tiene la energía eléctrica “industrial” más cara de la región. Cada megavatio/hora le cuesta a las empresas US$ 141, mientras que en Argentina (subsidiado) el precio de ese mismo megavatio es de US$ 41. En Brasil cuesta US$121 y en Chile US$110. Pero más llamativa es la diferencia entre el costo de la energía eléctrica residencial y la industrial. Una familia uruguaya paga US$ 302 por megavatio/hora, casi tres veces más de lo que pagan las industrias. En Argentina, el costo residencial por megavatio/hora es de US$ 53, en Brasil de US$ 193; y el Chile de US$ 201.

VIAAQUA: un equipo para potenciar la salud física y mental de las personas

Construir una organización requiere invertir una considerable cantidad de tiempo, paciencia y colaboración, así como la aplicación de habilidades y empatía. Definir la misión no es un proceso que pueda apresurarse; se necesita dedicación sincera, adherencia a principios sólidos y la valentía de mantener la integridad al estructurar el sistema conforme a los valores compartidos. Una misión que refleje estos principios genera cohesión y compromiso entre todos los integrantes de la organización, establece un marco de referencia para los corazones y mentes de las personas, proporcionando pautas que orientan sus acciones.

Hoy compartimos lo charlado con parte del equipo de VIAAQUA sobre los valores que guían a la empresa, te mostramos algunas de las caras tras bambalinas y también algo de su historia reciente.

Crisis de contenedores: Así le pega a Uruguay

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