“El proyecto surgió porque somos amantes del café. Me formé como barista hace unos años y seguí estudiando de forma autodidacta. Cuando perdí mi trabajo nos lanzamos de lleno a la cafetería”, cuenta Ekatherine.
El local tiene 50 metros cuadrados y espacio para 18 personas. La ubicación fue clave para la fundadora. “Elegimos este lugar porque además de estar frente a una de las plazas más lindas de Montevideo es un espacio lleno de luz. Desde temprano hasta la tarde entra el sol y eso le da una calidez muy especial. Nos gustó la idea de que Vaga fuera un café donde se sintiera esa energía abierta, luminosa, con vida”, aseguró.
La propuesta de Vaga Café combina café de especialidad con una selección de pastelería casera y opciones saladas simples. “Todo está pensado para ser práctico, fresco y reconfortante”, explicó la emprendedora.
Desde su apertura la respuesta del público fue positiva. “Hay muchos clientes que vienen todos los días y también quienes se acercan por curiosidad y se terminan quedando. Nos destacan el ambiente relajado, la atención cercana y por supuesto el café”, señaló Ekatherine.
En cuanto a los planes a futuro Vaga Café apunta a ser referente como un espacio de encuentro en el barrio. “Nuestra proyección es que siga creciendo como un punto de encuentro en Ciudad Vieja donde se pueda tomar un café de calidad, comer rico y sentirse bienvenido”, afirmó.
Además buscan desarrollar talleres, eventos y colaborar con otros emprendimientos de la zona. “La idea nos ilusiona mucho. Queremos que Vaga sea cada vez más parte del paisaje cotidiano del barrio. También pensamos en abrir una segunda sede o explorar otras formas de llevar el espíritu de Vaga a más personas sin perder la esencia de un lugar donde estar y compartir”, concluyó.
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