En pleno Carrasco Norte, justo detrás del casi centenario Carrasco Polo Club, se encuentra el Centro de entrenamiento de caballos deportivos (Cecade), uno de los clubes ecuestres de primer nivel en el país, fundado en 1990 y con un presente que da galope al COVID-19, que si bien sacudió todo el negocio, pudo mantener abierto siempre.
“Nunca cerramos el club –dijo Analía Oyenard a InfoNegocios–, la actividad se redujo en algunos casos un 100%, como por ejemplo en los remates y eventos, pero en otros, el pensionado y la escuela, pudimos mantenernos en movimiento”.
Según la propietaria del Cecade, el picadero techado con que cuenta el club, especialmente diseñado para la organización de remates de distintas razas equinas, tuvo apenas conocidos los primeros casos de coronavirus en Uruguay un vacío rotundo. De hecho, todo lo que estaba previsto para marzo, abril y mayo se canceló automáticamente.
“Recién esta semana, con los mensajes de apertura que vienen dándose en distintos ámbitos empresariales, los haras con los que trabajamos comenzaron a reagendar los remates para octubre, noviembre y diciembre”, puntualizó Oyenard.
En cuanto al pensionado, el Cecade se caracteriza por trabajar con caballos de salto, de adiestramiento, de enduro y de rienda, proporcionándole a cada uno box, alimento y personal capacitado para su atención por $ 14.800 mensuales.
“Nosotros solemos tener entre 70 y 80 caballos al año en pensionado, y una curiosidad en este caso fue que, si bien hubo una baja del 70% de la actividad, no fue de retiro de animales, sino de trabajo”, remarcó Oyenard, aclarando que solo tres o cuatro caballos fueron llevados por sus dueños al campo u otros sitios. “Por lo que seguimos trabajando con esos animales, mientras el otro 30% siguió siendo asistido por nuestros profesionales”.
Ahora bien, una de las patas del negocio que más visibilidad y movimiento le da al Cecade es la escuela de jinetes y amazonas, que enseña a todos los que quieran aprender a montar –desde 3 años de edad en adelante– el dominio del caballo.
“En este caso, al principio, creo que por desconocimiento y temor, así como por seguridad, muchos alumnos dejaron de venir”, dijo Oyenard, remarcando que la caída en este caso fue de un 70%. “En la segunda quincena de marzo, de los 60 alumnos que tenemos, solo vinieron unos 15, cifra que ha ido mejorando con el paso de los días, dado que ahora andamos entre 35 o 40 jinetes y amazonas”.
Cabe señalar que la cuponera por cuatro por semana cuesta $ 4.200, en lo que está incluido el alquiler del caballo con equipo completo, casco, chaleco de protección y fusta, además de la específica de cada profesor.
“Nuestra misión es que cada niño, adolescente o adulto tome confianza con el caballo y disfrute de esto. Somos una escuela formadora de deportistas de equitación, pero en cada vuelta a la pista que dan los alumnos, vemos que disfrutan, así que vale la pena seguir apostando a esta actividad que tanto bien nos hace a todos”, finalizó Oyenard.