¿Cuál es tu rol dentro de Mercado Libre?
Es bastante amplio. Hoy, dentro de mi rol, tengo como dos sombreros. Uno es Country Lead y el otro es liderar el negocio fintech en Uruguay y Perú. Son distintos.
El primero es un rol mucho más institucional hacia afuera y hacia adentro. Hacia afuera soy la referente de Mercado Libre de cara al mercado, los actores, el gobierno, prensa y todo lo que tiene que ver con el posicionamiento que queremos darle a la compañía en Uruguay. Hacia adentro también acompaño el desafío grande que tenemos, con 1.700 personas, de forjar una cultura que nos une. Esas personas se combinan en distintos equipos que hacen cosas distintas para distintas geografías, porque desde acá servimos a toda la región. Con equipos tan grandes uno de los desafíos es cómo seguimos viviendo el ADN de la empresa, que en nuestro caso es algo esencial. Dedicamos mucho tiempo a potenciar esa cultura.
¿Cómo definirías el ADN de Mercado Libre?
Para nosotros no es algo más. Es algo que está presente desde el día en que se suma una persona y que se va reforzando a lo largo de toda la carrera. Si lo tengo que definir en una palabra sería ADN “emprendedor”. Buscamos sostener y reforzar la característica emprendedora que era mucho más fácil tener hace 23 años, cuando Mercado Libre era un grupo de personas en una sala. Hoy somos una compañía pero queremos mantener esa forma de hacer las cosas, de encarar los problemas y de trabajar en equipo.
Tenemos distintos principios y valores que también se anclan en la cultura. Somos competitivos, queremos que nuestro servicio resuelva problemas, pero competimos en equipo; nunca competimos hacia adentro. Es una cultura muy colaborativa porque nos gusta ganar, pero juntos. Eso se vive en todo lo que ves en Mercado Libre.
Otro principio importante es crear valor para el usuario. Cuando tenés que tomar decisiones y no está muy claro la pregunta que nos hacemos es ¿cuál opción crea valor para el usuario?
Otro es dar el máximo y divertirnos. Dar la milla extra y disfrutar lo que estamos logrando. En resumen, es una cultura de emprendedores, donde cada persona resuelve problemas para los usuarios, arremangandose para lograrlo siempre en equipo.
¿Cómo es la operativa de esas 1.700 personas?
Desde que llegó la pandemia, a nivel regional tomamos la definición de modalidad híbrida voluntaria, donde cada uno elige qué quiere hacer. En Uruguay tenemos esa modalidad con una aclaración, que es parte de la operación en zona franca, donde regulatoriamente hay un norma de teletrabajo que cumplimos.
Lo que se da en general es que la mayoría de las personas van parte del tiempo y la otra parte trabajan desde casa. Estamos usando mucho la frase “presencialidad con propósito”, que busca dar un propósito a los días que estás en la oficina tratando de concentrar las actividades donde se agrega más valor haciéndolas en persona en esos días. Buscamos que los equipos se coordinen para que coincidan en los días que van, o también generamos actividades para reforzar la presencialidad con propósito. Hacemos mucho foco en para qué vamos y también dar flexibilidad.