Vie 03/04/2009
Ante hacinamiento carcelario, ejecución sobre ruedas y venta de órganos... en China.
Tabaré Vázquez está preocupado por el hacinamiento carcelario y en busca de alternativas, porque como te contamos hace poco (Ver nota aquí), en Uruguay se gastan US$ 6000 por año por preso, pero sólo US$ 4000 por científico. En China, uno de los campeones de la pena de muerte, donde 68 tipos de crímenes -incluyendo la evasión de impuestos y el fraude- se castigan con la muerte, han encontrado una perversa y lucrativa salida para la criminalidad, que a más de uno en Uruguay le gustaría copiar. A diferencia de las “camionetas de la muerte” nazis, donde se gaseaban hasta 50 prisioneros en los 40, los chinos usan camionetas donde aplican la inyección letal de manera individual. Pero la cosa no termina ahí, porque no sólo se liberan de los infractores de manera más económica y rápida sino que además venden sus órganos luego, sobre todo a extranjeros. En Uruguay escasean los donadores de órganos, como sabemos. En China el 95% de los trasplantes provienen de presos ejecutados y las autoridades aseguran que dieron su consentimiento de donar sus órganos antes de morir. En los hospitales chinos se realizan 20.000 trasplantes de órganos al año y un trasplante de riñón cuesta entre 7000 y US$ 43.000, según la urgencia. Se espera que este año China ejecute a 10.000 personas, así que su negocio de la muerte va de bien en mejor.
- Tabaré Vázquez está preocupado por el hacinamiento carcelario y en busca de alternativas, porque como te contamos hace poco (Ver nota aquí), en Uruguay se gastan US$ 6000 por año por preso, pero sólo US$ 4000 por científico. En China, uno de los campeones de la pena de muerte, donde 68 tipos de crímenes -incluyendo la evasión de impuestos y el fraude- se castigan con la muerte, han encontrado una perversa y lucrativa salida para la criminalidad, que a más de uno en Uruguay le gustaría copiar. A diferencia de las “camionetas de la muerte” nazis, donde se gaseaban hasta 50 prisioneros en los 40, los chinos usan camionetas donde aplican la inyección letal de manera individual. Pero la cosa no termina ahí, porque no sólo se liberan de los infractores de manera más económica y rápida sino que además venden sus órganos luego, sobre todo a extranjeros. En Uruguay escasean los donadores de órganos, como sabemos. En China el 95% de los trasplantes provienen de presos ejecutados y las autoridades aseguran que dieron su consentimiento de donar sus órganos antes de morir. En los hospitales chinos se realizan 20.000 trasplantes de órganos al año y un trasplante de riñón cuesta entre 7000 y US$ 43.000, según la urgencia. Se espera que este año China ejecute a 10.000 personas, así que su negocio de la muerte va de bien en mejor.