Conversar implica interactuar e interrelacionarse. La diferencia con una seudoconversación es que no salimos igual que como hemos entrado a esa conversación.
Los líderes deben mantener conversaciones con sus equipos para construir relaciones, dar lineamientos de trabajo y explicar, dar retroalimentación, dar consejos, poner límites y dar malas noticias. Por tanto, una de las funciones claves de los líderes es establecer y desarrollar conversaciones productivas y con sentido, de las que algunas pueden considerarse conversaciones difíciles.
Como menciona el sociólogo Enrique Sacanell: “No existe una conversación difícil por sí misma, sino conversaciones que nos resultan difíciles a cada uno de nosotros”. Las conversaciones difíciles son aquellas que cuesta abordar, que generan inquietud e incomodidad y que impactan en alguna de sus tres dimensiones: los hechos ocurridos, la emoción que generan o un cuestionamiento a nuestra identidad.
Por: Laura Abellá, gerente de Consultoría en Gestión Humana de PwC Uruguay.
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