El año 2025 se presenta como un período de oportunidades y desafíos para las empresas uruguayas y las multinacionales con operaciones en el país. Según el informe Global Economic Prospects de enero 2025 del Banco Mundial, el crecimiento económico en América Latina y el Caribe se proyecta en un 2,5% para 2025-26, con una tendencia de consolidación en la región.
Para Uruguay, se espera un crecimiento del 2,6%, impulsado por la estabilidad macroeconómica y el atractivo del país como destino de inversión. Sin embargo, el informe también advierte sobre la desaceleración del crecimiento global y el impacto de las políticas comerciales restrictivas en mercados clave, lo que podría afectar la competitividad de las empresas locales.
Las políticas monetarias y fiscales jugarán un papel clave en este escenario. La inflación regional sigue cerca de los límites superiores de las metas de los bancos centrales, lo que implica que la política monetaria seguirá siendo restrictiva en algunos países. En Uruguay, la estabilidad de precios y una política fiscal equilibrada permiten a las empresas operar con menor incertidumbre que en otros mercados vecinos. No obstante, el informe destaca que el acceso al crédito sigue siendo un desafío, especialmente para pequeñas y medianas empresas, debido al endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global.
En cuanto al comercio y las exportaciones, se proyecta una ligera desaceleración en los precios de commodities, lo que podría afectar las exportaciones uruguayas. La economía de China, un socio comercial clave, enfrenta un crecimiento más débil de lo esperado, lo que podría impactar la demanda de productos agropecuarios y minerales. A pesar de esto, el comercio intra-Mercosur y los acuerdos con la Unión Europea siguen representando una oportunidad para diversificar mercados. Además, el informe enfatiza la necesidad de mejorar la infraestructura logística y portuaria para facilitar el acceso a nuevos destinos de exportación.
Se prevé una recuperación en la inversión privada, especialmente en sectores de energía renovable, tecnología y logística. Las empresas uruguayas deben estar atentas a incentivos para la inversión extranjera y nuevas regulaciones que faciliten la innovación y digitalización. Según el Banco Mundial, la transformación digital es una de las principales áreas de crecimiento para la región, y Uruguay tiene una ventaja comparativa en este campo gracias a su infraestructura tecnológica avanzada y programas de fomento a la industria 4.0.
Los desafíos macroeconómicos y los riesgos globales también estarán presentes. La incertidumbre política en algunos países vecinos podría generar volatilidad en los mercados financieros regionales. Un endurecimiento de las condiciones financieras globales podría elevar los costos de endeudamiento, afectando la capacidad de expansión de las empresas. Además, el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos siguen siendo factores de riesgo para el sector agroexportador. El informe menciona que los eventos climáticos extremos han afectado la productividad agrícola en diversos países de la región, lo que refuerza la necesidad de estrategias de mitigación y adaptación para las empresas del sector.
Ante este contexto, las empresas uruguayas pueden adoptar diversas estrategias para fortalecer su competitividad. La diversificación de mercados y proveedores permitirá reducir la dependencia de socios comerciales específicos. La inversión en digitalización y automatización contribuirá a mejorar la eficiencia operativa y la resiliencia ante cambios en la demanda. También será fundamental aprovechar los incentivos fiscales y políticas de fomento a la inversión, especialmente en sectores con alto potencial de crecimiento como la tecnología y energías renovables. Además, el informe destaca que el fortalecimiento del capital humano es clave para impulsar la productividad y la innovación, lo que implica una mayor inversión en capacitación y desarrollo profesional.
El 2025 se perfila como un año de transición y adaptación, donde las empresas que mejor se preparen para la volatilidad económica y la evolución de los mercados tendrán mayores probabilidades de éxito. Según el informe Global Economic Prospects, la clave del crecimiento en la región radica en la capacidad de las economías emergentes para adoptar políticas estructurales que fomenten la resiliencia y el desarrollo sostenible.
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