Muchos ejemplos muestran que en el siglo XXI las mujeres no sólo han avanzado en el reconocimiento de sus derechos laborales y sociales, sino que han alcanzado puestos o trabajan en áreas que antes eran patrimonio exclusivo de los hombres. Sin embargo, según encuestas privadas y relevamientos de organismos oficiales, todavía persisten desigualdades, tanto en los salarios como en el acceso a cargos ejecutivos.
Situación actual de la mujer en el mundo laboral
El aumento de la participación de mujeres en el ámbito laboral no ha logrado reducir aún la brecha en la participación igualitaria de ambos géneros en la actividad y el empleo. Según la Encuesta Continua de Hogares publicada a Diciembre 2017 por el Instituto Nacional de Estadística, un 54,5% de la población de mujeres se encuentra en actividad, lo cual es mucho menor en comparación al porcentaje de la población de hombres que alcanza el 71,3%.
La mayor tasa de actividad de mujeres se da en la franja entre 25 y 45 años, por lo que la brecha es mucho más grande cuando hablamos de menores de 25 años que se insertan al mercado laboral y en personas mayores a 45 años. A nivel general, el porcentaje de mujeres trabajando es menor, y la brecha también se nota en la duración de su trayectoria laboral, muchas mujeres suelen ingresar más tarde al mercado laboral y también se retiran antes, lo que profundiza esta tendencia.
La diversidad del talento para impulsar la competitividad
El Índice de Competitividad por el Talento Global (GTCI) que realizó el Grupo Adecco junto con Insead y Tata Communications es un estudio comparativo que en esta edición se orientó a la diversidad del talento para impulsar la competitividad.
En este marco, se consideraron, entre otros factores, la posición de las mujeres en el mundo del trabajo como un componente fundamental de la diversidad. En el caso de Uruguay, nuestro país se ubica muy bien en cuanto a cantidad de mujeres graduadas (64%) 1 ocupando el 11vo puesto entre 119 países considerados en el estudio. Sin embargo, cuando se considera la brecha de salarios entre hombres y mujeres, Uruguay cae al puesto 74.2.
Por otra parte, frente a la pregunta “En su país, ¿hasta qué punto las compañías brindan a las mujeres las mismas oportunidades de acceder a posiciones de liderazgo? [1 = ninguna; 7 = en gran medida] el promedio para Uruguay fue de 3,97, ubicándose en el puesto 87 del ranking.
De esto se puede concluir que si bien en nuestro país las mujeres acceden y se destacan en el ámbito educativo, aún queda mucho por hacer para que exista equidad dentro del mundo laboral.
¿Cómo generar empresas inclusivas?
Para generar empresas inclusivas listas para enfrentar este panorama, el papel de los altos mandos se vuelve fundamental ya que son ellos quienes encarnan los valores y las creencias organizativas. Numerosas experiencias ya están demostrando que cuando las compañías asumen el compromiso para trabajar en pos de reducir las brechas de género y promover la diversidad dentro de las organizaciones, consiguen tener un mayor entendimiento de los mercados, así como también mejores resultados en términos de clima laboral, sentido de pertenencia, motivación y satisfacción de los colaboradores y colaboradoras.
Uno de los principales desafíos a sortear es el fenómeno conocido como “techo de cristal”, un obstáculo que les impide a las mujeres avanzar hasta ocupar los puestos jerárquicos más elevados, y cuyo resultado es la baja presencia de mujeres en los cargos más altos de la pirámide ocupacional –tanto a nivel mundial como en nuestro país-.
Se lo denomina “de cristal” porque es invisible: se trata de una barrera que no cuenta con leyes ni códigos visibles que impongan a las mujeres un límite, sino que éste se observa al analizar el entramado de las carreras laborales de las mujeres. “Para romper ese “techo de cristal” las empresas deben adoptar la diversidad como estrategia empresarial e implementar medidas de igualdad de oportunidades con acciones concretas”, expresó Manuel Alonso, Consultor de Spring Professional del Grupo Adecco Uruguay.
“En este sentido, es indispensable fomentar una cultura que celebre y promueva el liderazgo de la mujer en todos los ámbitos y aumentar los esfuerzos para reducir la brecha salarial y facilitar condiciones de flexibilidad que permitan conciliar familia y trabajo”.
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