“Somos fabricantes y nos encargamos de todo. También vendemos repuestos e importamos piezas desde Brasil que en plaza no hay. El uruguayo, a diferencia del argentino, es un cliente exquisito y le gusta tener las terminaciones perfectas y los mejores accesorios. Por eso cuidamos cada detalle al máximo y seleccionamos bien los materiales”, dijo Carlos Píriz, director de Carlitur, a InfoNegocios.
Por más que la empresa alquila casas rodantes para empresas agrícolas y de construcción, la mayor parte de la facturación es representada por las ventas. Hay quienes se acercan a Carlitur buscando un modelo ya diseñado por la empresa y otros prefieren que su casa se construya a medida pensando en sus propias necesidades. Todos los modelos personalizados, tanto de casas rodantes como de foodtrucks, son confidenciales y únicos, por lo que Carlitur no los replica para otros clientes interesados.
Los productos son elaborados de fibra, aluminio y suelen tener terminaciones en madera. Tienen un costo mínimo de US$ 16.900 + IVA y este precio no varia tanto dependiendo de lo solicitado. En Carlitur fabrican casi cualquier casa rodante; solo rechazan un pedido en caso de que este no se ajuste a lo permitido en las normas uruguayas de seguridad vial.
“El cliente uruguayo busca cada vez más comprar casas rodantes cómodas. Quieren un baño que les permita ducharse con confort y quieren que la casa tenga las terminaciones perfectas, les gusta ver la placa entera. Muchas personas están pasándose de la casa rodante al motorhome, pero si la economía está complicada inevitablemente caen las ventas de ambos productos”, comentó Piriz.
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