Sin embargo, este movimiento ya viene desde hace tiempo y se acentuó a mediados del año pasado primero con los resultados de las elecciones presidenciales y luego especialmente con la caza del impuesto al patrimonio sobre los activos en el exterior que se hizo en el país vecino. “En Uruguay no se gravan los activos en el exterior y en Argentina sí, eso es un plus para Uruguay”, según señaló. También influyeron los anuncios del presidente Lacalle Pou de flexibilización impositiva y de montos mínimos de inversión. Por último, la estatización reciente de Vicentín dio otro empujón al interés que ya venía creciendo entre los argentinos por radicarse en Uruguay.
“Es difícil trasladar un almacén, pero en cambio una empresa de tecnología es más fácil de trasladar”, dijo Bergstein. Así, los perfiles de empresas que más consultan son las de tecnología, especialmente la adaptada al sector financiero y empresas importadoras que buscan un esquema para mitigar la carga tributaria. En ese sentido Uruguay ofrece ventajas económicas al inversor extranjero como la de imposición a la renta. Uruguay sigue utilizando el criterio de territorialidad y grava rentas generadas en el país. Las obtenidas en el exterior quedan exentas. La imposición al patrimonio en Uruguay también beneficia a los argentinos ya que en Uruguay se gravan los activos radicados en el país y no los que estén en el exterior.
Bergstein recordó que todavía las fronteras uruguayas están cerradas y que aún es difícil prever lo que va a suceder cuando se abran. “No hay soluciones mágicas pero los argentinos están buscando alternativas para organizar sus negocios y hay cierta efervescencia. Hay mucho interés, la cantidad de consultas es enorme porque muchos están en una especie de meditación reflexiva y quieren saber sus opciones”, agregó Bergstein.
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