“La coyuntura actual del país afectó mucho más al ganadero que al negocio ganadero. Los números en dólares no han cambiado demasiado pero los precios hoy, son el doble que los precios históricos. La ganadería no tiene un problema, los que sí tienen problemas son aquellos que antes podían vivir del campo y ahora no. Lo que cambió es quiénes pueden tener negocios ganaderos y quiénes no. Y no pueden tener negocios ganaderos las personas que tienen que pasar por la casa de cambio, con un dólar que se ha mantenido estable en los últimos años y un costo en pesos que es el doble”.
“El productor vende en dólares porque su vaca vale dólares, y si la moneda vale lo mismo pero la vida sube el doble, tenés que tener el doble de dinero para pagar las cosas. En los últimos años han desaparecido 12.000 productores pequeños, lo que antes se hacía con 500 hectáreas hoy se hace con 1.000 para poder pagar las mismas cosas”.
“Para poder sobrevivir a este desbalance total entre costos y producción, hay que ser un especulador en dólares, no pasar por la casa de cambio, hay que ser grande y no hay que invertir porque no es el momento. Es el momento de hacer producciones muy extensivas y primarias, aunque ello no le convenga al país, es la forma de sobrevivir. Con esta realidad, este no es el país en el que yo quiero vivir pero es el país en donde yo no voy a tener problemas para sobrevivir porque nuestra empresa trabaja con ese perfil de personas, de inversores.
“La paradoja de estos tiempos, luego de 13 años de gobierno de izquierda, es que Uruguay se ha convertido en una fábrica de latifundios. Que haya tres o cuatro empresas recorriendo sus propiedades en avión no me alegra para nada. El negocio no está afectado, sí está afectado quién puede irse a ese negocio”.
“Lo que antes eran carniceros exitosos uruguayos, hoy son empresas gigantescas multinacionales. Las tres más grandes del mundo, tienen en Uruguay el 60% o 70% del mercado. El problema de eso es que las industrias frigoríficas del mundo son vendedoras de commodities, la carne se vende al puerto del destino y allí no se sabe qué más pasó con ella, ahí empieza otra historia. Cuando la carne cruzó la frontera es un diamante, es caviar, se multiplica su precio por nueve y eso deja muy poco margen de maniobra de precios”.
“Uruguay no conoce mucho al consumidor final de su carne porque lo deja en el puerto y se va. Nosotros vendemos en Estados Unidos entonces estamos conociendo a ese consumidor final y lo que vemos es que lo que sucede en los campos empieza a ser muy valorado para el consumidor. Tanto si lo que hizo en su campo fue algo orgánico, si trató bien a los animales como si crió un Aberdeen Angus, influye en el valor que le da el consumidor, empieza a tener peso. Esa es una oportunidad para el productor y para el país porque produciendo carne sobre nuestras 10 millones de hectáreas somos los mejores, no tenemos rivales”.
“A todos les llega su Uber, y al negocio de distribución de carne (sobre todo en Estados Unidos) le está llegando, es un proceso lento pero está llegando. Y lo está haciendo en manos de las personas, de los consumidores finales que, a través de las comunidades de Facebook, los sistemas de distribución a las casas, la valorización de las cosas locales, va mellando a la gran súper industria. Ese cambio se está dando y encuentra a Uruguay en el mejor lugar del mundo, sin ninguna dudas”.
“La carne que hoy vendemos al consumidor final en Estados Unidos, se paga 70% más cara que las mejores de las carnes americanas, aquellas famosas que se cortan con el tenedor. Y eso es porque esas famosas carnes sucumben a las historias que nosotros vendemos. En realidad vendemos más historias que carne, vendemos la historia de un animal que nunca estuvo en un corral, que comió pasto, que deambuló por donde quiso, que fue a la cañada las veces que quiso y todo eso empieza a tener un peso”.
“El mercado de carne a pasto en Estados Unidos hace cuatro años que se duplica todos los años, crece 100% anualmente en un mercado total que baja un 1% por año. Realmente estamos en el lugar correcto y en el tiempo correcto, si bien estas cosas siempre demoran por lo que conviene hablar de décadas”.
“En Conexión Ganadera debemos de tener unos 1000 inversores aproximadamente. Nuestro cliente es una persona que suele invertir entre US$30.000 y US$40.000, esa es una cifra que en Uruguay no tiene muchas opciones, si sos muy grande jugás en otras ligas y tenés acceso a otras rentabilidades, pero ese dinero te deja en el medio. Nuestro cliente es un ciudadano básicamente de Montevideo que tiene desconocimiento absoluto del negocio ganadero, el 90% son uruguayos, y el otro 10% se divide entre uruguayos por el mundo y algunos argentinos”.
“Este negocio fue una buena idea y nuestro logro más grande es haber sido capaces de cambiar 50 veces en estos 20 años. Tenemos una combinación de socios muy buena que nos permitió llegar hasta donde estamos, él, un comerciante muy habilidoso en negocios ganaderos y yo que soy algo así como el académico de la empresa, hemos hecho un muy buen equipo juntos”.
“Nuestra gran fortaleza para brindarle al mercado es que nadie puede ofrecer como nosotros, una garantía que duplique su valor cada año”.
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Es una muy buena empresa y con buenos productos para invertir, confió en ellos desde hace años y nunca me han defraudado.