“En febrero vamos a empezar con el after office para que las empresas, ejecutivos y quienes quieran puedan disfrutar del jardín de Dolce Gusto House luego de su horario laboral. Creemos que a partir de esta iniciativa vamos a poder duplicar los comensales, a mediados de 2019”, explicó Tomás Bartesaghi, operador de Dolce Gusto House, que además es consultor gastronómico, propietario del restaurant La Corte, director de Alta Academia de Gastronomía de Uruguay (ITHU), concesionario de eventos del Club Uruguay, y tambiéntambién colaborador de Masterchef Uruguay.
“También queremos dar a conocer el mundo que hay detrás del café, no terminar solamente en el Aperol, sino poder tomar un trago con café en el after office, hacia eso vamos”, agregó.
El lugar tiene diferentes espacios y servicios que hacen que el abanico de personas que acuden a NDGH sea muy grande. “Vienen desde niños a jugar con nuestras tablets, personas mayores que les encantan los productos de la confitería Pellegrin y un café Dolce Gusto, los ejecutivos que quieren venir a almorzar o las empresas, personas, ejecutivos, que quieran hacer un evento en el jardín de atrás, a modo privado y sin tener contacto con la parte de adelante”, contó Bartesaghi.
Nestlé Internacional quiso que sea en Uruguay el primer Dolce Gusto House del mundo y con respecto a la expansión de este modelo de negocios Bartesaghi señaló que “la idea es replicar Dolce en otros países del cono sur. En 2019 la idea es posicionar la marca y a partir de ahí creo que en Uruguay este modelo se puede replicar”.
“Hoy poner un restorán es sumamente complejo, porque la gente que lo pone no entiende la dificultad que tiene manejarlo y la bajísima rentabilidad que realmente deja después del cierre fiscal. No es un emprendimiento para divertirte con tus amigos y tu familia”, comentó el chef acerca de cuáles son las claves para no fracasar al abrir un restorán.
La expertiz en el tema, los profesionales que se contratan y los recursos humanos son algunas claves para no fracasar. “Tenés que tener un excelente cocinero y un excelente encargado de sala y otro de administración”, explicó el chef.
“Hay que conocer del rubro, de lo contario, invertir en profesionales capacitados. Claramente si uno no conoce del rubro, no puede ocupar ninguno de los tres cargos claves y debe invertir más en personal, y lógicamente esto hará que el margen de rentabilidad sea menor. Creo que es fundamental que el propietario o propietarios de un restorán, siempre ocupen uno de esos cargos para que el negocio sea viable”, señaló Bartesaghi.
“Si vos abrís un restorán y no te rodeás de profesionales es 99% seguro que a los dos años ese restorán estará cerrado. Un comensal no solo va a alimentares a un restaurante. Cuando asesoro a un restaurante, es difícil hacerle entender a mis clientes que el éxito del restaurante no depende de lo que pasa dentro de las 4 paredes de la cocina. Todo lo contrario. El cliente además de almorzar busca una experiencia. Hay que estar en todos los detalles. Como te dan la bienvenida, la luz, la temperatura, la música, higiene del local, y sobre todo atención del personal de sala”, añadió.
Con respecto a los precios y la exigencia de los comensales locales Bartesaghi considera que “el uruguayo es cada vez más exigente con el tema del precio. Hay veces que exige más de lo que debería exigir por lo que paga. Es un doble esfuerzo para los empresarios gastronómicos, porque tenemos que tener precios sumamente competitivos y un servicio acorde”.
En relación a cómo mejoró la gastronomía en nuestro país el chef señala que “hoy en Uruguay podés comer lo que quieras: comida india, italiana, el mejor sushi. Pero por sobre todo, excelentes cocineros de nuestro país, que están apostando a la materia prima uruguaya, y que están creando una cocina uruguaya con identidad”, señaló.
“Hay profesionales que se fueron a preparar afuera o acá, entonces, hoy conseguís un buen jefe de cocina, un buen jefe de sala, un buen encargado y alguien responsable en administración. Antes era mucho más difícil conseguirlos, pero hoy no”, concluyó.
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