¿A dónde se fue mi día?

(Por PIMOD) Llegás al trabajo rebosante de energía, sentís que hoy será un día productivo. Encarás los mails, pim-pam-pum, respondés 10 en 10 minutos, ¡es un récord! Pasás a completar el informe que debés para hoy y a los 15 minutos está encaminado, parece mentira la velocidad con que estás trabajando hoy. Pero de pronto se activa el grupo de amigos en WhatsApp… (seguí, hacé clic en el título)

... Mirás el videíto de turno y luego de un obligado “jaja XD” volvés a tus actividades. No pasó nada, 15 minutos más y terminás el informe, pero antes aprovechás la pausa para chequear el Facebook (va a ser mejor que cortar de nuevo en un rato).

¡El cumpleaños de tu primo! Menos mal que entraste, te estabas por olvidar. Te tomás unos minutos para buscar una linda imagen para saludarlo, nada de esos mensajes genéricos que pone todo el mundo.

En eso salta un amigo en el chat, ¡tanto tiempo! Tiene un favor para pedirte, pero como es grosero decirlo directamente pasan unos minutos poniéndose al día. Hasta que finalmente te pide ese contacto que precisaba de vos, y para no demorarlo, vas a tu teléfono a buscarlo en la agenda.

Ahí te encontrás con el mail en respuesta a tu consulta por el sillón de pallets que querías para tu casa, ¡qué divino! Sería ideal tenerlo para el finde que vienen visitas, así que respondés para coordinar la entrega.

¡Notificación de Instagram! A tu ex le gusta la foto que publicaste en la playa, ¿en qué andará? No podés resistir stalkearle el perfil que está lleno de fotos artísticas como a él le gusta hacer. Pero vos querés caras, así que volvés a Facebook y ahí ves la foto con su actual. ¿Quién es esta mina?

Entrás a su perfil y te topás con una nota sobre esa película que querías ver, un viaje directo hacia las reviews, en donde además te sugieren otras pelis que te pueden interesar. ¡10 mails nuevos!

“No doy abasto”, pensás. Todavía no terminaste el informe y ya tenés nuevos mails. Es hora de cortar para hacerse una café, ya hace un par de horas que estás trabajando… pero, ¿no fueron 30 minutos?

Es sorprendente cuánto tiempo puede pasarnos por al lado sin que nos demos cuenta, mientras perseguimos las carnadas que nos va dejando internet. Después no entendemos qué pasó, cómo esa tarea que teníamos casi lista nos llevó tanto tiempo, o por qué tuvimos tantos errores. La clave acá es: no nos damos cuenta.

Para resolver un problema primero tenemos que identificarlo. Por eso es importante dejar el celular a un lado mientras trabajamos. Si nos llaman, podemos devolver la llamada en un rato, por lo general nada es tan urgente como parece. ¿Pero cómo hacer con la mezcla entre trabajo y distracción en nuestra computadora?

No somos los únicos que tenemos este problema y por suerte muchas personas ya se han preguntado cómo resolverlo, llegando a soluciones sencillas y efectivas.

Con la extensión para navegador Stay Focusd podemos bloquear temporalmente esos sitios que nos distraen (Facebook por ejemplo). Si intentamos ingresar por ese impulso mecánico que tenemos, al ver el mensaje recapacitaremos y volveremos consciente esa “adicción”.

Otra buena herramienta es Pocket que nos salva de tener 20 pestañas abiertas con cosas que nos gustaría ver en algún momento. Simplemente lo guardamos para más tarde y no tenemos nada “pendiente” a la vista para distraernos.

Por último, para garantizar un rato de productividad de corrido, podemos usar este timer basado en el método Pomodoro. Esta técnica implica concentrarse en una sola cosa por 25 minutos seguidos (no es tanto, ¿verdad?) y entre medio hacer pausas de 5 o 10 minutos (también es importante controlar los “recreos” para que no se vayan de las manos).

Implementando al menos uno de estos consejos, seguramente podremos volver consciente nuestro uso del tiempo para no tener que volver a preguntarnos “¿a dónde se fue mi día?”.


Clarisa Lucciarini
Directora Ejecutiva en PIMOD
Twitter: @ClarisaLu

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