Con un escenario bajista (por lo menos en un corto plazo) para las acciones, los inversores buscan activos de refugio donde colocar su capital y eligen instrumentos que históricamente tienen un comportamiento menos volátil en estas situaciones y tienden a actuar de manera defensiva.
El oro es considerado el primero de la lista al momento de protegerse de los embates que las crisis generan en los mercados.
Luego del conflicto bélico árabe-israelí de 1973, también conocido como Guerra de Yom Kippur, el oro se apreció 89.4% más que la renta variable. El año posterior a los ataques del 11 de septiembre de 2001 vimos una suba de más del 32% con relación a la renta variable. Más reciente en el tiempo, observamos fuerte oscilación en el precio el año pasado en medio a la guerra comercial entre Estados Unidos y China y luego un pico de tensión a principio de este año, cuando Estados Unidos bombardeó a Irán, matando a uno de sus principales líderes militares.
Después de los retrocesos de las últimas horas en el mercado superando el 12% en los principales índices norteamericanos (Dow Jones, Nasdaq y S&P 500) el metal llegó a su precio más alto de los últimos 7 años.
El oro tiene una correlación negativa cuando lo comparamos al S&P 500, principal índice de Estados Unidos que mide la salud de la bolsa norteamericana apreciándose cuando el índice retrocede.
Históricamente actuando como cobertura para riesgos de los ciclos de la economía, las onzas se han tenido en cuenta en las carteras no solo conservadoras de largo plazo, pero sino también en las de corto plazo para cubrir los movimientos de los eventos fundamentales.
Al día de hoy el Oro cotiza en USD 1641 por onza, apreciándose mas de un 8% desde comienzo de año, siendo este recorrido principalmente causado con la caída de las bolsas por el temor al Coronavirus.
En este escenario, la reserva Federal de los Estados Unidos ha decidido sorpresivamente e intempestivamente una reducción en sus tipos de interés, medidas que suelen tomarse para combatir la desaceleración de los mercados. Esto en el corto plazo también beneficia al metal precioso debido a que genera mayor incertidumbre en la plaza financiera.
A medida que el virus se expande por el mundo, con casos ya confirmados en Brasil y Argentina el temor a la ralentización de la economía global esta impactando negativamente en los mercados en general, por lo cual el ORO vuelve a mostrarse como una alternativa para rentabilizar capital en momentos de crisis.
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