Yamila y Lucía Peon son miembros de la familia propietaria de Miyagi sushi. Esta aventura comenzó hace 2 años y medio cuando su padre y María (mamá de Lucía) compraron el local de Miyagi sushi, ubicado en Gabriel Pereira y 26 de marzo -Pocitos-. Lucía, amante del sushi desde hace años, disfrutó siempre preparar en su casa distintas variedades para invitar tanto amigos como a sus primos y familiares. Yamila -estudiante a punto de finalizar la carrera de contador público- comenzó a relacionarse directamente con el ámbito gastronómico, cuando surgió la posibilidad de adquirir un nuevo local en Carrasco, que sería administrado únicamente por ella y su hermana.
Al momento en que la familia Peon adquirió el primer local de Miyagi, facturaba aproximadamente una cuarta parte de lo se factura hoy. Esto, denota una carrera en ascenso de una marca que demuestra, pese a la gran competitividad del mercado, una alta preferencia por sus clientes.
La decisión de ubicar el segundo local en Carrasco fue algo estratégico, ya que implicó dejar de enviar pedidos desde Pocitos hasta allí y comenzar a atender la zona de una manera más personalizada y profesional. El segundo local fue inaugurado a mediados de enero de 2019, y desde ese momento se ha logrado duplicar la facturación.
Fernando, padre de Yamila y Lucía, contribuye con su experiencia en el mundo de los negocios, pero deja todo en manos de las hermanas que aseguran se llevan muy bien. Para Yamila, que es quien lleva adelante el trabajo administrativo, es una gran ventaja el conformar una empresa familiar. “Está bueno porque no trabajas para otros, sino para vos y tu familia, hay sentimiento de propiedad, aunque a veces surgen algunos roces propios de la confianza que tenés con tu familia. Capaz que si fuera con una persona “x” a veces no podés decirle cosas o calentarte, pero nos llevamos bien y está bueno que apuntemos todos para el mismo lado”, comenta. Lucía, la hermana menor, es quien se encarga de la carta y degustar cada opción que allí se ofrece y comenta que “me gusta trabajar con mi hermana, tenemos confianza, siempre nos llevamos bien. Se que si trabajara con otra persona y yo fuera mucho más chica no sería lo mismo, a ella sé que le puedo preguntar si hay algo que no sé hacer. Va a estar todo bien igual, es algo que nos une más. Tener algo juntas, está bueno”.
Las empresarias señalan que el mayor problema es la gran competencia en el rubro y la falta de población en la zona de Carrasco, que a diferencia de donde está ubicado el primer local, es mucho menos denso en población. Sin embargo, Yamila tiene como objetivo continuar la expansión del negocio ya que “no es nada que no se pueda mejorar. Tengo en mente llevar bastante más arriba la facturación”. Dentro de los planes, se encuentra la expansión del horario de atención de Miyagi Carrasco, que comenzará a ofrecer opciones para poder almorzar allí y no solo sushi. Una vez que termine el verano, un nuevo local de Miyagi abrirá en el Prado y en algunas semanas, un local que tendrá la marca Nagasaki -la cual compraron en forma reciente- abrirá sus puertas al público en Simón Bolívar y Avenida Brasil. También en 2020, las jóvenes emprendedoras tienen planificado llegar a Colombia y no descartan Paraguay ni Buenos Aires.
Para los futuros emprendedores, Yamila recomienda a pesar de “ser super ansiosa y querer todo ya y que crezca rápido”, tener paciencia y meterle mucho.
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