El Café Bacacay ocupa la planta baja de un edificio de 1844, ubicado en la esquina de Buenos Aires y Bacacay, frente al Teatro Solís. De hecho, mucho antes de que el principal escenario de Montevideo levantara su telón por primera vez, funcionaba allí un antiguo café y bar de copas, al que todos conocían popularmente como El Vasquito y que durante más de un siglo mantuvo sus puertas abiertas.
El punto es que cuando este boliche bajó sus cortinas, de la mano de la alemana Regina Rebmann -quien en 1985 adquirió el edificio de tres pisos donde está el café-, el lugar fue restaurado y una década después, con ella viviendo allí -de hecho Rebmann aún vive en el lugar-, nace el Café Bacacay: “lugar de encuentro de actores y músicos, de espaldas a la city financiera, este lugar de intemporalidad siempre fue más mental que real”, como lo describió en 1996 el arquitecto Lucas Ríos Giordano.
Rebmann fundó y gerenció el Café Bacacay durante más de dos décadas, más precisamente hasta el sábado 16 de junio de 2018, cuando dijo “¡Nos vamos! ¡Seremos leyenda! ¡Bye, bye Bacacay!”. Después hubo otros que intentaron transformar la magia del lugar, darle un nuevo rumbo, pero no pudieron y la esquina más bohemia de Ciudad Vieja volvió a cerrar.
Ahora llegan nuevos aires y con aires de rescate, ya que el grupo de socios busca que en esta esquina en la que se sentaron a tomar una copa desde el músico estadounidense Lou Reed al actor argentino Ricardo Darín, pasando por infinidad de escritores, poetas, dibujantes y fotógrafos uruguayos, como también cantantes uruguayos como Jaime Roos o Fernando Cabrera, vuelva a su esencia.
“La idea es reabrir el café con la personalidad que tenía, es decir, esa impronta que ya venía desde la época de El Vasquito pero que ganó significado luego, cuando el Café Bacacay se transformó en ícono de Ciudad Vieja, en un lugar clásico para darse una pausa y vivir un momento dentro de su mística”, dijo Alejandro “Vasco” Echevarría a InfoNegocios.
Según Echevarría, quien está en este proyecto junto a su mujer, la arquitecta Matilde Suárez, dijo que “el objetivo para esta primera etapa de Café Bacacay es presentar una carta corta, particularmente corta, pero muy bien diseñada y elaborada, con cinco platos cuyos precios oscilarán entre $ 380 a $ 550”.
Echevarría y Suárez llegan a esta reapertura del Café Bacacay con varias experiencias en el mundo gastronómico muy diferentes y muy activas, como por ejemplo la producción de aceite de oliva Finca Babieca, el restaurante Cantina Mataojo y la panadería y cafetería Obrador Social Club.
Sin embargo, no están solos en esta aventura, ya que según dijo Echevarría “es un proyecto en el que nos embarcamos junto a Álvaro Kemper, que está con la taberna vasca Pacharán y con La Rotisería, y Mateo Álvarez, que conoce cada rincón de Café Bacacay”, agregando que el énfasis en esta primera etapa de reapertura estará en ofrecer café de especialidad, distintos tipos de panes de masa madre, dulces hojaldrados.
“El perfil de la carta de Café Bacacay será simple pero muy sabroso, si este café estuviera en una esquina de Italia sería una trattoria o si fuera un rincón de Francia sería un bistró”, remarcó Echevarría, agregando que el boliche “funcionará en principio de lunes a viernes de 12 a 19 y los jueves, viernes y sábados se extenderá hasta la una, con opciones más tipo tapeo”.
Con una capacidad en el entorno de los 70 comensales –entre los que están sentados en las mesas del interior, la barra y los de afuera- Café Bacacay vuelve el 7 de marzo a decir presente al borde de la Ciudad Vieja, con el Teatro Solís de fondo, a un paso de la Plaza Independencia y con la Peatonal Sarandí frente a su jardín, lo que lo hace un lugar único en el que hay que estar.