Sin embargo, según la opinión de diversos especialistas y recientes decisiones que han tomado importantes compañías a nivel mundial - incluso las automotrices tradicionales -, lo cierto es que a largo plazo, la movilidad eléctrica, y por ende los automóviles eléctricos, resultan un negocio rentable para todas las partes involucradas (usuarios, gobierno, empresas, etc).
¿Por qué? En primer lugar, porque el costo de mantención de los coches de esta tecnología es menor: no suelen tener desperfectos mecánicos del calibre de los autos a combustión ni demasiados repuestos para reemplazar. En segunda instancia, la reducción de la contaminación gracias a una movilidad sostenible, no sólo protege la degradación medioambiental, sino que también, genera la democratización del transporte y por ende, la igualdad de oportunidades para los habitantes a nivel poblacional.
Apoyando esta teoría, Juan Felipe Velásquez Montoya, Commercial Manager de BYD Colombia y especialista de la industria automotriz, declaró en Movilidad Latam 2030 (el evento más grande de la región sobre movilidad sostenible, organizado por Ualabee) que la tecnología eléctrica ayudará a optimizar costos en un 50% en lo que respecta al transporte de carga, uno de los medios más contaminantes a nivel universal, a la vez que evitará la revisión de aceite, filtros y otros accesorios automovilísticos que no están presentes en la electromovilidad, los cuales fomentan el gasto y daño ambiental.
Stephen Jakter, VP de Fidocar, también conversó en el evento sobre movilidad sostenible y explicó que en Uruguay ya existen algunas regulaciones impositivas que se están impartiendo gubernamentalmente para que no sea costoso acceder a la electromovilidad, al menos en lo que refiere a la fabricación de estos productos.
Desde Renault, comentaron que están analizando este modelo y avanzan creando nuevas unidades de negocios orientadas a software y energía eléctrica para alcanzar un objetivo de huella de carbono 0 cuanto antes.
Por otro lado, Toshihiro Mibe, CEO de Honda afirmó en una entrevista que la marca “ya no será una compañía automovilística en los próximos 20 años”. Una aclamación que respalda la ferviente desaparición de la industria automotriz tal y como la conocemos en la actualidad. La gigante japonesa, en cambio, pareciera haber virado hacia la robótica o la construcción de maquinaria en general.
Al respecto, Joaquín Di Mario, CEO de Ualabee (la empresa de IA & Big Data que integra rutas y horarios de transporte público, servicios de micromovilidad y operadores de ride-hailing), explicó: “si los usos y costumbres se modifican, y así lo demuestra nuestra historia, ¿qué nos hace pensar que lo que tenemos hoy en términos de movilidad será el status quo definitivo?. Cuando en 1900 el ferrocarril o el barco eran los transportes esenciales de los habitantes, hoy lo son el avión, y el vehículo privado. Seguramente el día de mañana la movilidad sea algo muy diferente a lo que imaginamos hoy: sin automóviles particulares - sean o no sean eléctricos - y con un mundo de alternativas para seleccionar”.
Y sin dudas que el mercado europeo es uno de los que más avanza en estos términos y no teme demostrar que este futuro utópico está cerca, sin importar los costos que pueda implicar. O mejor aún, evidencia que “Volver al Futuro” es - cada día - un poco más realizable, más accesible a nuestra economía.
Hace un año, la Comisión Europea aprobó la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente que exigirá cambios regulatorios y un esfuerzo económico de 300.000 millones de euros en la próxima década. Se estima que habrá que poner en circulación 30 millones de vehículos eléctricos, construir en menos de cuatro años la mitad del millar de estaciones de hidrógeno necesarias e instalar uno de los tres millones de puntos públicos de recarga.
Los dichos y hechos hablan por sí solos. La historia también. Del Ford T a los scooters y autos eléctricos ¿qué resta por venir? Las economías parecen no tenerle miedo a las smartcities y el futuro inteligente ¿Uruguay está cerca? ¿Cuánto tendremos que esperar? Son solo algunos de los interrogantes que arengan una conversación plagada de voces y representantes.