A fines del 2015, el encargado de Ventas y Marketing de Baynal, Germán Stipanic, nos comentaba que tras el boom de demanda de drones a nivel mundial, todo apuntaba a que el futuro de los vehículos aéreos no tripulados (VANTs) estaría fuera de las ciudades. “Se estima que en los próximos años, el 80% de los drones vendidos en el mundo irán a parar al campo”, explicaba en aquel entonces (repasá la nota acá).
Con la vista puesta en este horizonte es que hoy Baynal está ofreciendo, además de venta de equipos y capacitación, servicios de monitoreo, supervisión e inspección con drones de cultivos e industrias. “Con cámaras multiespectrales aplicadas a drones, se puede obtener imágenes que reflejen el estado de los cultivos, el grado de estrés de estos, el estado de la clorofila, la existencia de plagas o falta de irrigación o de algún químico, por ejemplo”, nos contó Stipanic. La empresa entrega al cliente las fotos procesadas y se analiza junto a él las posibles causas de lo que las imágenes reflejen. Para tener una idea, el servicio se cobra por hectárea y, dependiendo del trabajo, puede rondar los US$3 la hectárea analizada. “Con esto, queremos aclarar, no se suple para nada el trabajo de un ingeniero agrónomo, sino que se complementa su actividad con nueva información”, advirtió.
Por otra parte, existen las cámaras térmicas, como la Zenmuse XT de DJI —la cual es utilizable con los modelos de dron Inspire1 y Matrice 100 —, que sirven tanto para el campo como para las industrias, porque permiten inspeccionar líneas de alta tensión, por ejemplo, para verificar pérdidas o roturas. Asimismo, se pueden analizar los paneles solares instalados para verificar su correcto funcionamiento y para identificar los puntos calientes. “Las ventajas de este servicio respecto al tradicional radica en la reducción de costos de operación, de los riesgos laborales y permite una mejora general de la inspección. Los costos del servicio varían en función del tipo de trabajo a realizar”, indicó el encargado de Ventas y Marketing de Baynal.
Consultado sobre el nivel de ventas, Stipanic nos dijo que se han mantenido respecto al año anterior, pero que se ha observado un crecimiento interesante para el sector agropecuario. “El productor rural se está animando cada vez más a implementar estas tecnologías con las que logra eficiencias y ganancias de tiempo, principalmente para recorrer sus establecimientos”, indicó.
Porque no solo del campo vive el dron
Así y todo, si bien en el campo hay mucho para crecer, sigue existiendo el interés de los hobbistas y del área audiovisual.
Para estos últimos dos casos ha habido grandes desarrollo por parte de DJI a nivel mundial. La línea Phantom 3 está descontinuada dado que se mejoró la versión 4 por medio del Phantom 4 Pro, que tiene más autonomía de vuelo y una mejor cámara. Este modelo cuesta US$2.399.
Otro de los VANTs más vendidos es el Mavic Pro, que sirve tanto para entretenimiento como para el área audiovisual. Es fácil de transportar, soporta vuelos de hasta 27 minutos y tiene un alcance de 7km. Este equipo se vende al precio de US$1.999 en una versión llamada "Fly More Combo" en la cual se incluyen repuestos de baterías y hélices, entre otros elementos.