El turismo místico también tiene su lugar en Uruguay
Para cargarse las pilas no es necesario irse muy lejos. En todo el Uruguay abundan los lugares que tienen encantos especiales y no están “invadidos” por turistas apasionados por el use y tire. Uno de esos lugares es el Valle del Hilo de la Vida, que por esas cosas de la vida torció su destino de campamento para adolescentes por el de lugar de encuentro de místicos, indigenistas y curiosos respetuosos. Hace diez años, Gustavo Guerrero, un médico minuano y su familia, adquirieron 53 hectáreas a 8 kilómetros de la capital de Lavalleja para desarollar un campamento para jóvenes pero se encontraron con un hallazgo arqueológico: más de 80 túmulos de piedras orientados al poniente lo que les sugirió que se trataba de un lugar para realización de rituales. Pero más allá del hallazgo, el matrimonio decidió abrir el lugar a visitantes pero cuidando celosamente su preservación. Disponen de una acogedora casa donde se puede almorzar o merendar con delicias caseras los fines de semana y cobran 100 pesos (US$ 5) por persona la visita guiada. Pero en el futuro ya está planificada adosar una posada con 8 habitaciones de generosas dimensiones para dar la posibilidad de una experiencia de más de un día. Eso sí, manteniéndose firmes en la idea de no masificar el lugar ya que no los anima un ánimo de lucro sino la pura generosidad.