Martín Guerra, director de El Rey del Poliuretano, compró el antiguo avión modelo Fokker F-27 de la Fuerza Aérea, que durante más de tres décadas estuvo ubicado en el kilómetro 35 y medio de la Ruta Interbalnearia y cuyo dueño era Walter Fleitas, conocido como el chatarrero de la zona.
Guerra comentó qué siempre fue “muy fierrero”. Tiene distintos autos, no de colección, pero que captan la atención. “Cuando vi el avión publicado, no lo dudé y dije que tenía que comprarlo y hacer algo con esto”, señaló.
En ese sentido, sostuvo que hace tiempo quería meterse en el rubro inmobiliario, ya que desde su perspectiva siempre encuentra detalles cada vez que alquila cabañas o domos. “Cuando alquilo un espacio considero que lo mínimo es que esté climatizado”, añadió.
Con el objetivo de darle vida al proyecto, explicó que busca transformarlo en un espacio multifuncional. “Vi que el espacio útil del avión era más grande que un contenedor de 40 pies, por lo tanto, se puede hacer un hospedaje cómodo”, indicó.
La compra se hizo en parte con una camioneta y el resto en cuotas. “Estuve como ocho meses pagándolo. Mientras tanto, empezó a buscar empresas para realizar el traslado. “No fue fácil sacarlo de ahí, tuve que mover cielo y tierra, finalmente conseguí una empresa de grúas que se animara, chatas extensibles, cortar la luz, contratar una empresa que hiciera guardia para UTE y gestionar la custodia del Ministerio del Interior para poder circular, fue un movimiento que llevó dos días”, detalló.
Por el momento, el avión está guardado en el depósito de la empresa de grúas. La segunda etapa será llevarlo a su destino final. “Lo voy a trasladar a la zona de Minas por la ruta 12. Todavía no he cerrado la compra del terreno porque estoy evaluando, junto con la empresa de transporte, cuál es el mejor acceso. Ya visité 12 chacras, y solo una reúne las condiciones que necesito: privacidad, buen acceso y al menos cinco hectáreas”, aseguró.
En tanto, dijo que este desafío tendrá una inversión total estimada que rondará entre los 200 y 250 mil dólares. “El plan es mantener el avión en su aspecto exterior original, preservando su valor histórico y emocional para muchos, ya que el avión ha sido un ícono para varias generaciones, siendo un punto de referencia para la zona”, comentó.
En sintonía, destacó que incorporará comodidades modernas como pisos de porcelanato, un jacuzzi climatizado y ventanales, buscando ofrecer una experiencia distinta y confortable.
Guerra, mencionó que desde que se conoció la adquisición, el proyecto atrajo la atención de varios inversionistas, sin embargo, prefiere continuar adelante con sus propios recursos, ya que considera que el valor del avión y la visión a largo plazo justificarán la inversión, y además, siente una responsabilidad con quienes han demostrado interés y cariño con esta iniciativa. “La gente tiene un apego muy fuerte con el avión, lo asocian con recuerdos y eso hace que la expectativa sea muy grande”, explicó.
Mientras prepara el terreno, ya empezó a trabajar la marca. “Mandé a hacer el logo de Avión en la Sierra y estoy viendo si lo vinculo o no con el logo de El Rey del Poliuretano. Son marcas distintas, pero se pueden conectar. Lo que sí hice fue pegarle el logo del Rey al avión antes de sacarlo. Fue una jugada simple, pero tuvo impacto. Me di cuenta de que con ese gesto gané credibilidad. Gente que no me tenía en el radar ahora sí. Es como que el Rey fue el que sacó el avión que no se movía hace 30 años, y eso genera algo”, finalizó.
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