El que puede viaja y vacaciona… (y el que no, encima no llega al trabajo)

Hoy te contamos algunas visiones y realidades sobre los dramas del transporte público urbano, interdepartamental, departamental interurbano y urbano del interior en Uruguay. Hay de todo y para todos los gustos. Entrá en la nota y enterate.
 

Los números y hechos indican que Uruguay espera reactivar el turismo internacional este verano, principalmente aquel proveniente de países limítrofes. Es así que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas anunció que en enero de 2022 iniciarán vuelos directos entre Montevideo y Santiago de Chile, a la vez que desde el 11 de diciembre de este año, se encuentra en actividad el transporte internacional terrestre que conecta al país con Argentina.
 


Ahora bien, por un lado, a nivel externo, nos encontramos con la apertura de las fronteras y una mayor conectividad signada por la presencia de nuevas rutas, frecuencias y viajes, mientras que a nivel interno, los problemas de movilidad no cesan. Durante el mes de diciembre, ya se efectuaron sucesivos paros por parte de los transportistas para exigir una mejora en sus condiciones de trabajo e incremento de los salarios, lo que conlleva a la baja eficiencia diaria del transporte público urbano, interdepartamental, departamental interurbano y urbano del interior. Y esto, sin mencionar ni contar otros eventos sucedidos en diversos meses del año. 

Sin embargo - y por más paradójico que resulte - en mayo del corriente año, el gobierno había anunciado una inversión de $ 500 millones para mejorar el transporte urbano y reactivar el empleo en el sector, además de aumentar las frecuencias que transitan por la capital del país y así mejorar las condiciones de circulación de los usuarios desde el punto de vista sanitario. Medidas que, de todos modos, no coinciden con la situación actual.
 


Entonces ¿cómo actuar ante una situación similar? Si bien la resolución final dependerá del acuerdo colectivo entre sindicalistas, empresas de transporte y gobierno, existen ciertas medidas particulares que un usuario puede adoptar para optimizar su movilidad, y específicamente, su comodidad en los traslados, cubriendo necesidades básicas como ir a trabajar o estudiar, que muchas veces quedan al descubierto ante escenarios desalentadores como este. 

Veamos: 

  1. Micromovilidad: Optar por opciones sustentables como la bicicleta, scooters eléctricos o la caminata, principalmente para tramos cortos, para moverse en forma fácil, rápida y por sobre todo, sostenible de un lugar al otro, sin depender de los cortes, paros e inhabilitaciones urbanas.
  2. Utilizar apps de ride-hailing o viajes compartidos, como Uber, para llegar en el tiempo justo a los lugares deseados. 
  3. Pedir taxis: una alternativa que resuelve la movilidad personal y nunca pasa de moda. 
  4. Descargar un asistente de viaje: que indican la mejor manera de trasladarse de un punto A a un punto B, comparando alternativas y costos. Ualabee, por ejemplo, funciona en Montevideo como la única aplicación de transporte que muestra en tiempo real el horario de arribo de buses y otros medios de movilidad, para que los usuarios puedan salir en el momento justo de sus casas, ahorrando atascos, tráfico y cortes. Asimismo, la app cuenta con una comunidad que reporta en línea y detalla si existe algún problema con un transporte en particular, optimizando el tiempo diario del viajero. 
  5. Recurrir al WhatsApp y Telegram del Ministerio de Transporte y Obras Públicas para gestionar reclamos pertinentes. A partir de esta función, los pasajeros de líneas interdepartamentales y suburbanas cuentan con un canal directo con el gobierno para que puedan expresar casos irregulares referidos a sus traslados como: aglomeración de pasajeros, pasajeros sin tapabocas, tripulación sin tapabocas, higiene en vehículos, entre otras. 
     


La movilidad, y más aún cuando se trata de servicios públicos, permite democratizar y volver asequible oportunidades para la ciudadanía. De esta manera, se transforma en una vertical que articula a actividades comerciales, económicas, sociales, laborales, etc, y que por tanto, si no es protegida, se caen en efecto dominó otras tantas aristas. Es decir que, para trabajar, se necesita del transporte; para viajar y hacer turismo - por ende, ingresos para el país - se requiere de un sistema de traslados; para visitar familiares, amigos, etc, también. 

Puesto esto, y viendo el escenario actual nos preguntamos ¿qué sería de la vida de los uruguayos, o bien, la humanidad entera, sin un óptimo funcionamiento estatal de las diversas unidades de transporte que existen? ¿La respuesta? Quizás sea momento de pensar en el derecho de todos los habitantes de la nación y sus necesidades antes de implementar medidas que pueden afectarlos.