Joaquín es el director de Gin Pinares junto a su hermana Bianca. Contador e ingeniera química de profesión, comenzaron a averiguar sobre el mundo del gin que comenzó como un hobby y cuya receta evolución muy rápido a punto en que al salir al mercado el desarrollo ha sido exponencial.
El emprendedor vivió en Nueva Zelanda durante el 2010; los neozelandeses que son descendientes de irlandeses adoran esta bebida. Joaquín trabajó en dicho país desempeñándose en el área de cocina, donde aprendió sobre el manejo de especias. Años después, ya en Uruguay durante la pandemia; “identifiqué una tendencia que se vive tanto en Argentina -hace 4-5 años- como en Uruguay -que recién está empezando siendo algo que viene desde Europa y como todo, llega un poco tarde”.
Bajo el slogan “nos abrimos al mundo”, Pinares realiza una campaña de expansión en la medida de su cambio de imagen, tanto en botella transparente como por el formato internacional que busca adoptar. El nombre, proviene por “algo bien uruguayo después del mate y el dulce de leche son los pinos y la costa, desde Montevideo en adelante. Comenzamos a pensarlo por el aire a naturaleza, bosque, eso que mucha gente viaja una hora de ida y una de vuelta y cuando preguntás el por qué muchos te dicen es otro aire, otra vida”.
Según Joaquín, el gin “es un destilado del enebro, el cual es un árbol que es primo lejano del pino, incluso cuando los sommelier prueban el gin, te dicen tiene sabor a pino, eso es algo internacional, no es de acá”.
Los estilos que maneja la marca son: London dry, bien seco con mucho aroma a pino, Botánico que es una mezcla de 11 botánicos con un aroma y sabor muy particular y por último tenemos el que se llama Pinky hibiscus que es el infusionado con flores de hibisco y pétalos de rosa con un sabor super delicado con tintes florales -el único gin infusionado en Uruguay de forma artesanal-. Los precios son $ 950, $ 1.100 y $ 1.400, “somos los únicos en el medio local que cuentan con más de un estilo”.