La empresa nació en el año 1968, siendo la primera en Carrasco. “La inmobiliaria la fundó mi padre Alfredo Blengio Raffo, quien en primera instancia instaló la inmobiliaria en la casa en la que vivíamos en ese entonces. El cuñado de mi padre, un empresario visionario, le propuso insertarse en el alquiler de casas, sobre todo en temporada. En ese entonces, la gente vendría a Carrasco a veranear. Por lo tanto, comenzó alquilando nuestra casa. A raíz de esto, lo empiezan a contactar proponiéndole alquilar otras casas. Luego comenzó con alquileres anuales y más tarde con ventas”.
Desde sus comienzos, y hasta el momento, la metodología del negocio ha cambiado sustancialmente según sostiene Blengio, “antes el negocio funcionaba por los carteles y El Gallito Luis, más allá de las relaciones y de los contactos. El Gallito era el gran motor del negocio, la gente venía con El Gallito bajo el brazo, con las propiedades que les interesaban marcadas, nosotros los recibíamos acá, les ofrecíamos casas, les mostrábamos las respectivas fichas y se coordinaba una visita. Los escritorios estaban llenos. Hoy por hoy, no hay tanto trato con la gente, salvo cuando llega el momento de concretar. Muchas veces los primeros relacionamientos son a través de WhatsApp o correo electrónico. A veces ni les ves la cara y te están ofertando”.
En cuanto a las nuevas tecnologías, Blengio destacó a Internet como herramienta que “te arrima y contacta. Después el negocio se concreta o no dependiendo de si la propiedad reúne los requisitos o gusta. De todas formas, es peligroso Internet en el sentido de que el problema de este negocio es que hay demasiada gente que se dedica a esto y hay mucha competencia desleal. Si yo voy a vender o alquilar una propiedad, por ejemplo, lo lógico sería poner las fotos actuales de la misma. Me consta que muchas veces se publican fotos viejas, que no demuestran la realidad de las propiedades. Lamentablemente, por este tipo de colegas, competencia o intermediarios, pagamos todos los platos rotos. La gente generaliza y dice que los inmobiliarios son todos unas chantas, consecuencia de aquellos que generan una mala imagen del corredor o agente inmobiliario”.
Desde los comienzos de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya, CIU, se propuso una ley que regularice el rubro. Hace 30 años. “Desde la fundación de la CIU, la cual integramos, se está atrás de la ley del corredor inmobiliario. Lamentablemente, ni este gobierno ni todos los que pasaron antes la apoyaron. Ésta apunta a profesionalizar en el sentido de que, así como para una escritura o un negocio jurídico inmobiliario tiene que haber un escribano, para cualquier operación inmobiliaria tenga que haber un corredor. Ojo, esto no quiere decir que no pueda haber negocios directos entre partes. Quiere decir que para cobrar una comisión la persona tenga que ser un profesional inmobiliario matriculado y regulado, de tal forma de evitar algunas situaciones. Por ejemplo, en Punta del Este, los porteros prácticamente manejan el negocio.
En cuanto a las operaciones, Blengio destacó la venta. “El alquiler nunca fue nuestro fuerte, no por nada en especial. El tema del alquiler es que antes, sobre todo, los alquileres se manejaban con el cuerpo diplomático, más que nada los alquileres de cierto nivel. Carrasco siempre fue una plaza de propiedades que, si bien no son de valores exorbitantes, es el lugar que todos los diplomáticos o extranjeros eligirían para vivir. En aquel entonces era o Carrasco (casa) o Pocitos (apartamento). Hoy Carrasco también incluye apartamentos porque todo ha cambiado, y más que nada por el tema de la inseguridad que sufrimos. El alquiler era un rubro ideal para señoras, que llegaban y ya estaban esperando para visitar casas o apartamentos”.
Si bien es cierto que la plaza inmobiliaria es reconocida por blanquear dinero mal habido, sobre todo en Punta del Este y zonas turísticas, “acá en Carrasco y en esta plaza no es el caso. No digo que no pueda haber alguna situación, pero por suerte nosotros no lo hemos visto ni hemos intervenido”.
La situación de Argentina en el sector inmobiliario de Carrasco, que es la zona de influencia de la inmobiliaria, no influye en lo absoluto. “Sí influye en Punta del Este y en Colonia, que dependen de Argentina. Acá el porcentaje de argentinos que compran en plaza no es el mismo que en la zona esteña. En Carrasco la plaza depende pura y exclusivamente de los uruguayos. El 90% es para vivienda y por ende no repercute en lo más mínimo”.
Sobre la tendencia actual, y los proyectos que más se solicitan, “todo depende del tipo de cliente. Hoy hay una gran demanda de apartamentos nuevos, con servicios de amenities. De todas formas, también está el que quiere el Carrasco de antes, por lo que se va a barrios con seguridad como San Nicolás, Los Olivos, Lagos, Parque Miramar, entre otros. El último ha cambiado muchísimo por toda la infraestructura que se le ha ido agregando y el sistema de vigilancia que se contrató por el barrio. Todo esto hace que los lugares se vayan desarrollando y valorizando. Además, están los fideicomisos como nueva herramienta. Lamentablemente se ha encarecido todo tanto que resulta necesario. Cuando yo empecé a trabajar el m2 costaba U$S 200 y te hacías una casa de primera, hoy necesitas U$S 3000 por m2. Por lo tanto, el fideicomiso ayuda a que los desarrollistas armen un proyecto y no asuman el riesgo de financiarlo. Si se logra la preventa, completando la totalidad del proyecto, se comienza con las obras”.
Si bien Carrasco se caracterizó por el poco uso del financiamiento bancario, ya que las operaciones se hacían al contado, “hoy en día por suerte contamos con el financiamiento de todos los bancos de plaza, prácticamente. Por lo tanto, cada vez está habiendo más crédito bancario, lo que sin dudas ayuda a mover la plaza. Los bancos son muy abiertos a los plazos de pago, que pueden ser de hasta 25 años, obviamente dependiendo de muchas cosas, como la edad”.
La clave para invertir bien, “location, location, location. La ubicación sin duda es un tema fundamental, si bien hay muchos otros factores. De todas formas, hay lugares donde se desarrollan y arman proyectos exitosos que levantan ubicaciones. Esto pasó en el año ochenta y pico en la zona de Avenida de las Américas, de la cual fuimos parte del desarrollo, que comenzó con el fraccionamiento de La Caleta. Todo esto estuvo años parado por lo que fue la tablita del año 82, cuando reventó el dólar. Hoy podemos decir que los desarrollistas fueron unos visionarios, que les fue muy mal en aquel entonces, pero que con los años pudieron salir adelante. Hoy en día toda esta zona se ha llenado de edificios. Lo que en un momento parecía no ser viable hoy por hoy lo es”.